viernes, 12 de mayo de 2017

LOS TRES ASTRONAUTAS QUE MURIERON SONRIENDO

A veces nos da por navegar por internet y encontrar cosas curiosas. En esta nueva etapa del blog queremos haceros participes también no solo de la literatura, sino también de la cultura, de las cosas que desconocemos, de enigmas, misterios, del arte y todo lo que conlleva conocimiento.
Es por ello, que el otro día “husmeando” por webs de misterios (curiosos que somos), nos encontramos con esta historia. Nos sorprendió el título de la misma y empezamos a investigar y mirar. Fue sorprendente como empezaba el titular en todos los casos: “los tres astronautas que murieron sonriendo”.
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Los tres astronautas rusos que se despidieron de sus familias un 6 de junio de 1971
Sus nombres eran Viktor Patsayev, Vladislav Vólkov y Gueorgui Dobrovolsk. Fueron los elegidos para realizar una tarea muy relevante en la Soyuz 11, que quedó para siempre en los libros de historia por ser la primera misión tripulada que tenía como objetivo habitar una estación espacial.
Los tres hombres fueron despedidos como héroes, sin lugar a dudas, lo que iban a hacer iba a ser toda una proeza y un éxito dentro de la carrera espacial soviética.
El 8 de junio iniciaron ya las primeras tareas en la estación orientando sus paneles hacia el sol. Algo tan sencillo que de inmediato, llegó a la prensa de todo el mundo.
Los siguientes días realizaron tareas simples de mantenimiento, y entre tarea y tarea contactaban por televisión. En esas conexiones se les recomendaba no dejar de hacer ejercicio para combatir los efectos de la ingravidez.
Estuvieron en la estación hasta el 29 de Junio, lo que se convirtió en un récord y entonces se decidió que regresasen a casa.
En la tierra todo el mundo estaba tranquilo por el regreso de sus héroes y aunque no había comunicación con ellos, cosa normal al atravesar la ionosfera, todo el mundo confiaba en el regreso sanos y salvos.
Fue entonces cuando algo pasó. La nave había aterrizado pero no se escuchaba sonido alguno, ningún astronauta de los tres ayudaba para abrir la escotilla y… sonreían sin saber el por qué y sin mover un solo músculo.
Estaban muertos. Algo les pasó durante el regreso a la tierra, algo que no sabremos nunca.
Al principio todo apuntaba a que la cabina sufrió un fallo de compresión, pero los cuerpos no tenían ninguna hemorragia interna, ni trombosis… nada que hiciese comprender qué había ocurrido. Pero aquellas sonrisas de felicidad seguían clavadas en las retinas de todos los que los vieron al abrir la escotilla, esas sonrisas de completa felicidad convertidas en algo siniestro.
El médico Gultekin Gaymec dijo que era probable que cuando entraron en la ionosfera sufrieron la carga eléctrica de la atmósfera, por lo que se les elevó la alcalosi en la sangre y en los tejidos, haciendo así que su corazón se detuviese y quedase ese rictus en sus caras.
La última conversación que tuvieron fue la siguiente:

“Aquí Yantar” – dijo Dobrovolski – “Todo va perfectamente a bordo. Estamos en plena forma. Preparados para el aterrizaje. Ya veo la estación. Brilla el sol”. “Hasta ahora Yantar” – respondió el control en la Tierra – “Pronto nos veremos en la Patria”.

Es terrible imaginar que, aún con las sonrisas, los tres debieron de ver el horror de cerca, el horror de morir antes de llegar a casa, de comprender que se acabaría para ellos la vida y que jamás volverían a ver a sus familias, y aun así, esas sonrisas, como si de un plan malévolo se tratase.

Todos sabemos que el espacio es algo que nos fascina y a la vez nos aterra. 
Ayer, cuando decidíamos qué reportaje subir, de los que tenemos preparados, nos acordamos de este en concreto; y que casualidad que coincide (y no nos acordábamos) con una nueva entrega de una de las películas que más nos encanta a todos: Alien: Covenant. 
Porque a veces parece que la realidad supera la ficción, porque ahí fuera nunca se sabe qué nos puede esperar, porque en el espacio nadie puede oir tus gritos...

Con todo nuestro respeto y admiración a los hombres y mujeres que están ahí arriba, mirándonos desde un lugar maravilloso y en el fondo tan desconocido, que dan sus vidas e igual no regresan nunca a casa. Puede que jamás sepamos qué hay más allá, si estamos solos o si, por el contrario, quizás haya cosas que jamás debamos descubrir.






Un artículo de Vuelo de Cuervos

Fuentes: Canal History, Supercurioso.

Imágenes: Nasa y Canal History.

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