A Gregor Samsa:
Y ya van 100 años desde que la mente del maestro Kafka engendrara su obra más reconocible. Larga vida al paso de sus páginas, cuyo lamento nos ha reunido a muchos en un lugar tan remoto como improbable: el interior del cascarón de Gregor.
Allí, por increíble
que parezca, nos sentimos ligados a una clase de humanidad que es difícil
encontrar en algún otro sitio. Es un lugar húmedo y oscuro al que nadie quiere
pertenecer, pero al que sin embargo muchos nos sentimos de algún modo apegados.
Es algo parecido a la melancolía o la nostalgia, formas divertidas de constatar
una tristeza. Golpes bajos que uno aprende a mecer en el regazo.
Allí, muchos
compartimos los terrores inexplicables de lo mundano y lo absurdo. Y allí
seguimos luchando en comunión, unos cuantos ilusos.
Y esto amigos, el
hecho imposible de que los temores irrefutables de varias generaciones de
lectores se reúnan en el interior del cascarón de un insecto gigante
imaginario, es sólo posible gracias a la literatura.
Por Alberto Martínez,
miembro de Noviembre Nocturno.
Una obra imprescindible de la literatura!
ResponderEliminar