jueves, 30 de junio de 2022

Amor ilimitado

Unlimited Love, título que, traducido, he usado también para este artículo, es el nombre del último disco de mi banda favorita. Pensaba escribir un artículo analizando el concierto del pasado 4 de junio que tuvo lugar en el Estadio Olímpico de La Cartuja, en Sevilla, a manos de Red Hot Chili Peppers. Quería analizar el espectáculo que se produjo por parte del grupo, siendo el primer concierto de su gira mundial con el nombre de Unlimited Love World Tour, en honor al nombre del nuevo disco, que salió el pasado mes de abril. Sin embargo, artículos como ese podéis encontrar en múltiples medios, ya que casi todos se hicieron eco del acontecimiento.

Hace unos meses escribí otro artículo para esta web en el que explicaba por qué esta gira era tan importante para el grupo, para los fans y para mí. Así que si queréis un poco de contexto, aquí tenéis dicho artículo para no tener que repetir la historia y entendáis un poco mejor lo que pude sentir aquel día.

Don´t Forget Me

He decidido, por tanto, escribir un artículo mucho menos objetivo y mucho más personal y sentimental; por lo que os dejo con la historia de cómo cumplí un sueño.

Desde octubre esperando el concierto cuando compré las entradas. Desde el año pasado cuando cancelaron el Mad Cool por la pandemia. Desde diciembre de 2019 cuando anunciaron la vuelta de John Frusciante a la banda. Toda una vida esperando ese concierto.

El plan era claro. Teníamos entradas de pista, por lo que iríamos bien temprano para pillar buen sitio. Cuando cumples tu sueño, quieres hacerlo bien. Me arrepentí, de hecho, de no haber comprado entradas del Golden Circle, que sí estaban más pegadas al escenario y pudieron disfrutar muchísimo mejor de cada detalle, gesto y sonrisa de los integrantes del grupo. La próxima vez será…

Ducha recién levantada, pantalón corto, que en junio en Sevilla fresquito no hace; y mi camiseta del grupo, que tengo desde hace tantos años que ni siquiera puedo recordar bien la fecha. Salimos del hotel bien temprano, hotel que como todos en Sevilla estaban a rebosar y sin hueco, porque gente de todo el mundo había venido a ver a esos tíos raros que tocaban por la noche. A las 10 de la mañana ya estábamos dando vueltas por las afueras del estadio, viendo cuánta gente había y por dónde teníamos que hacer cola; además de una eterna y no muy fructífera búsqueda de dónde desayunar. 

A las once nos pusimos oficialmente a hacer cola a pleno sol en el junio de Sevilla, lo cual pudo haber sido una tortura. Pero la compañía hace muchísimo y tuvimos la suerte de tener al lado a gente con un buen rollo impresionante. Gracias a esos desconocidos con los que compartimos esas horas con muy buen ambiente, las tortillas sin cocinar, el “¿me vendes un pan sin nada que soy vegana y no tengo dónde echar mis cositas raras?” y muchas risas con el pene gigante que había en uno de los baños públicos que pusieron y del que toda la cola se hizo eco. 

Pudimos ver gente que venía de todos los rincones de España, pero también había italianos, ingleses, brasileños, argentinos, chilenos, mexicanos,... y es que nadie quería perderse aquel debut del mismísimo John Frusciante de nuevo a las cuerdas en una gira de Red Hot. Además, pude ver a un amigo que también iba al concierto, solo que estaba en otra cola y solo pude pasarme a saludar un momento. Y, por fin, a las seis de la tarde aproximadamente, abrieron las puertas.

Los nervios que ocupaban todo mi ser son indescriptibles, casi tanto como mi dolor de pies. Pero eso no importaba. Conseguí ponerme justo donde quería. Primera fila, lado derecho, para estar lo más cerca posible de John. 

Thundercat salió a animar el cotarro como primer telonero con una energía brutal, aunque el sonido no era muy óptimo y las canciones parecían todas muy similares. A continuación fue el turno de Beck, que arrasó el escenario con un estilazo y un ánimo que sí animó a un público impaciente. También había un hilo musical con el que todo el estadio, que ya estaba casi lleno, cantó al unísono el temazo de Queen, Somebody to love. Y justo antes de empezar, a escasos minutos de que el grupo hiciera su aparición, pudimos disfrutar de un estadio completísimo, con 56.000 personas haciendo una ola enorme llena de espíritu y sentimiento.

Y fue entonces, a escasos minutos pasando las 22:00h, tras 12 horas esperando, cuando miles de voces comenzaron a gritar y aplaudir al ver salir a Chad Smith (batería), Flea (bajo), John Frusciante (guitarra) y, como siempre, un poco después, Anthony Kiedis (cantante). Fue en ese momento, cuando mi corazón dio el primer vuelco al ver, por fin, después de toda una vida esperando, salir a John Anthony Mother-f*cker Frusciante. Esa fue la primera vez durante la noche que se me saltaron las lágrimas, pero no fue la última. El sentimiento de emoción y querer llorar se mantuvo durante la hora y cuarenta y cinco minutos que estuvieron en el escenario, pero fueron cuatro o cinco ocasiones en las que no pude contenerme. 

Foto: @danipeppers

Arrancaron con la mitiquísima Can’t Stop, canción de mi disco favorito y canción perfecta para levantar al público. Siguieron con Black Summer, primer single del nuevo disco y única canción que grabamos, por petición de mi hija, de la que ahora es su canción favorita. Es por ello que todos los vídeos y fotos que tengo, excepto ese, han sido recopilados de otras personas, ya que yo aquel día solo quería disfrutar el momento.

A estas dos canciones les siguió Charlie, canción del Stadium Arcadium, con la que el público se animó bastante cantando. Y tras ella, la indispensable Scar Tissue, título también de la autobiografía del cantante del grupo, y con la que John nos emocionó con un solo de guitarra espectacular. Una más que disfrutable Aquatic Mouth Dance, también del nuevo álbum, fue la siguiente en el setlist; con la que muchos cantamos y bailamos. 

Foto: @lemosdesign

Volvieron al disco de 2006 con la preciosa Snow (Hey Oh) y después tocaron la más antigua de todas, y que fue una grata sorpresa, Nobody Weird Like Me, del álbum Mother’s Milk (1989). Con esta canción sacaron el lado más funky de este grupo que lleva dando la nota desde 1984.

Otra de las nuevas, Watchu Thinkin’,  fue la encargada de continuar la lista, y dejando paso a uno de los momentos más bonitos para mí del concierto. Y es que la novena canción que tocaron fue ni más ni menos que una de mis baladas favoritas del grupo: Hey (2006). El sueño de bailar lento esta canción en directo mientras tu pareja te abraza desde atrás es algo que no está pagado, os lo puedo asegurar. Porque si hay algo más bonito que cumplir un sueño, es compartirlo con alguien que tiene el mismo sueño por cumplir y que te entiende a la perfección. 

Foto: @lemosdesing

Siguió una animada Tell Me Baby (2006), canción que para mi gusto están repitiendo demasiado en esta gira. El nuevo disco volvió a hacer aparición con Here ever after, canción bastante cañera a su manera.

Tras esto, otro de los momentos inolvidables. Una de las cosas que más recuerdo (para mal) del concierto al que fui en 2011 fue la mítica e indispensable Californication. No es esta de mis canciones favoritas, pero es bien sabido por todo fan de la banda, que la intro en directo de este tema y el solo de guitarra siempre son un espectáculo. Sin embargo, en 2011, a manos de Josh Klinghoffer me dejó un sabor de boca muy decepcionante. Nada que ver con esta vez. En cuanto sonaron las primeras notas, la piel se me puso de gallina. Mi chico y yo nos miramos al mismo tiempo, ojos brillantes. Sí, sonaba muy parecido a la intro que hicieron en el Slane Castle en 2004; nuestro concierto favorito. No hizo falta hablar, solo con mirarnos sabíamos que estábamos pensando lo mismo. Y no pude evitar echarme a llorar emocionándome con esa guitarra y ese bajo compenetrándose de una manera casi mística y emocionando a un estadio entero. 

Foto: José Manuel Vidal (El Mundo)

Tras esta emocionante experiencia, continuaron el show con el último single que han sacado, These Are The Ways, una de las más animadas del nuevo álbum que fue cantada y bailada con gran éxito. 

A continuación, se animaron a tocar Soul to Squeeze, canción B-side del disco Blood Sugar Sex Magik (1991) que fue lanzada como single para la banda sonora de la película Caranonos y que es, además, una de mis canciones favoritas.

Tras este deleite de temazos mi corazón dio otro vuelco. Empezó a sonar Give it away. Pero no podía ser. Esta mítica canción siempre la tocan al final del concierto y para mí tan sólo habían pasado unos 15 minutos. Pero no… llevábamos hora y media de concierto cuando esta loca canción de 1991 levantó a todo el público y lo puso a cantar, saltar y bailar. 

Foto: José Manuel Vidal (El Mundo)

Esto llegaba a su final y yo no quería. Se me vovieron a saltar las lágrimas un poco al pensar en que ya se estaba acabando. Me alegró ver que me encontraba bien y que esta vez no me desmayaría con esta canción, como pasó en 2011; aunque sí había un muchacho a mi lado que estuvo a punto justo en esa misma canción.

Pero esto no había terminado aún. Nuestros chicos se marchaban del escenario, pero sabíamos que volverían a salir para al menos una canción más. Pero, ¿qué canciones serían? 

Fue entonces cuando miré super seria a mi chico y le dije: “No pueden irse sin tocarme Under the Bridge. En serio, no pueden. Me matan si se van sin tocarla”. Y de verdad, no os podéis imaginar lo que sentí cuando volvieron al escenario y empezaron a sonar las primeras notas de esa, mi canción favorita. Quizá pensáis que era algo predecible, pero creedme, no lo era. De hecho, apenas la están tocando en el resto de la gira. Mis mejillas se llenaron de lágrimas de emoción mientras me decían al oído: “Ahí la tienes”. Pero no fui la única que se emocionó. Y es que no hay palabras para describir lo que sentí al ver a mi dios, John Frusciante, emocionarse también y llorar con esta canción. En serio, es una conexión y una sensación que dudo que mucha gente pueda llegar a entender; pero a mí me hizo tocar el cielo. 

Foto: @lemosdesing

Al terminar mi canción favorita, yo ya no podía pedir nada más. Yo ya lo tenía todo. Era tremendamente feliz. Sin embargo, me dio por comentar: “Qué raro que no hayan tocado By the Way, ¿no?”. Pues sí, dicho y hecho. By the way, canción que da nombre y abre mi disco favorito fue la encargada de cerrar la noche y hasta ahora todas las de esta gira. ¡Y de qué manera lo cerraron!

Hace años, antes de irse John del grupo, en algunos conciertos, el guitarrista tenía un gesto durante esta canción, un gesto precioso y emotivo. Mientras Anthony cantaba, él se acercaba y apoyaba su cabeza en él. Un gesto que a muchos nos emocionó muchísimo, ya que estos dos han sufrido por tener ciertas rivalidades.

Os prometo que me pasé toda la canción pensando en lo bonito que sería vivir un momento así. Que si volvieran a hacer un gesto del estilo, me emocionaría muchísimo. Verlos de nuevo tan unidos, después de tantos años, tan felices, es para mí un sueño. Sin embargo la canción estaba llegando a su fin, y esto solían hacerlo antes, no al final de la canción; por lo que mi esperanza se había ido al garete. Pero, ¿sabéis qué? Aquella era mi noche y ellos no podían decepcionar. Cogieron mis expectativas y las dejaron bien atrás, superándolas de forma gigantesca. Y es que el cierre del concierto fue, acabando la canción, no sólo con John apoyando la cabeza sobre Anthony. Acabaron la canción John acercándose lentamente, agachándose con una sonrisa inmensa en la cara (algo hace años casi imposible de ver), apoyando su cabeza en el costado del cantante, y con Flea (una de mis personas favoritas en el mundo) abrazando a ambos desde atrás. No existen palabras para describir la emoción, el grito, el sentimiento y las lágrimas que produjeron ese momento. No existía cierre mejor, y nos lo dieron en Sevilla. 

Foto: @danipeppers

No quiero alargarme mucho más. No os contaré en detalle cómo al día siguiente, destrozados, fuimos a verlos salir del hotel en modo grupies. Ni os contaré cómo continúo siguiendo cada uno de los conciertos de la gira mediante retransmisiones en directo a cargo de los fans. Cómo he llegado a analizar cada setlist hasta el punto de encontrar patrones y apostar a cuáles serán las siguientes canciones. 

Pero sí quiero agradecer a quienes me hayáis acompañado leyendo esta pequeña historia sobre el día en que cumplí mi sueño. Sé que he hablado especialmente de John Frusciante y he dejado un poco de lado al resto del grupo, pero no quiero que penséis que los otros se quedan atrás. Flea, ese pequeño gran hombre a quien tanto admiro por tantísimas razones fue toda una bestia en el bajo. Solo a él podría perdonarle que secuestrase a Leia y golpease a Obi-Wan, mis dos personajes favoritos de Star Wars. Chad Smith es mi eterno olvidado, no puedo evitarlo. La batería siempre se me escapa y no consigo apreciar lo que este maestro de las baquetas merece realmente. En cuanto a Anthony, quien durante muchos años fue mi amor platónico pero con quien he pasado a tener una relación de amor-odio tampoco lo hizo nada mal, aunque sí que lo vi bastante más apagado que de costumbre, siendo Flea quien cogió las riendas como maestro de ceremonias. Pero lo he visto algo más animado en conciertos más recientes de la gira.

A todos ellos les debo mucho, muchísimo. Mucho más de lo que podáis llegar a imaginar. Y es por ello que necesitaba traeros este pequeño espacio en el que he intentado expresar un poquito del amor ilimitado que siento por estos cuatro señores que tantas alegrías me han dado a lo largo de mi vida desde que tengo memoria. Porque agradezco infinito haber disfrutado de las sonrisas de John, verlo más feliz y cómodo que nunca, sintiéndose en casa. Ver a Flea coger el mando animando al público y banda, incluso haciendo el pino y que se le levante la falda. 

Con ellos he crecido, con ellos me enamoré de la música, por ellos quise aprender inglés. Ellos me han dado canciones para cada momento de mi vida y cada estado de ánimo; baladas para acompañar momentos tristes, temas románticos cuando quería compartir sentimientos hermosos, temazos para cantar a voz en grito con amigos y bailar hasta caer rendida, canciones que te cargan las pilas y te levantan en los días de menos energía. Porque sí, ellos siempre han estado ahí y siempre van a estar en mi vida. 

Red Hot Chili Peppers - Sevilla, Spain 2022 [Full Concert/Multicam/1080p 60fps] (+Audio Remaster)


Fotos: Cristina de la Torre, @danipeppers, @lemosdesing y José Manuel Vidal (El Mundo)
Video: Red Hot Chili Peppers - Sevilla, Spain 2022 [Full Concert/Multicam/1080p 60fps] (+Audio Remaster)

Articulo escrito por Cristina de la Torre 

viernes, 24 de junio de 2022

Concurso de Relatos para Autores Noveles (Relato Ganador)

Aquí tenéis el relato ganador del Concurso de Relatos para Autores Noveles que lanzamos a mediados de noviembre y se cerró a final de enero. Por motivos personales dentro de los cuervos, no hemos podido subirlo antes, por lo que lamentamos la demora en subirlo, pero aquí lo tenéis. El relato ganador fue por mayoría de votos «El primer avistamiento de Kirqoth» de Damián Araujo. No fue una decisión sencilla, pero la mayoría del jurado creyó que el este relato merecía ser el ganador. Os dejamos el propio relato de Damián, acompañado de la ilustración propia que realizó nuestra cuervo María Pizarro del mismo.

«El primer avistamiento de Kirqoth» de Damián Araujo


Ilustración realizada por María Pizarro para el relato:
«El primer avistamiento de Kirqoth» de Damián Araujo 

La noche anterior a la muerte de mi padre, Enrique, y de mi mejor amigo, Gamaliel; había tenido una pesadilla. Con certeza, la más sobrecogedoramente cruda y repulsiva ensoñación de mi insignificante existencia que, de cierta forma, acabó convirtiéndose en una horrenda premonición.

Deambulaba en la hediondez de una fosa que daba la sensación de ser tan antigua como el nacimiento de nuestra estrella. Temblaba perdida en una laberíntica oscuridad, hundiendo los pies descalzos en tierra húmeda, casi viscosa. Soplaba una brisa implacable que erizaba cada vello de mi cuerpo desnudo. Sentía miles de ojos clavados en la piel, miradas de criaturas ocultas en las sombras recorriéndome con perversa curiosidad y lujuria.

Escuchaba coros recitando cantos apagados en lenguas desconocidas para los hombres, que recordaban a aquellos de las iglesias del Medioevo. Tenía una sensación repugnante que me recorría desde la garganta hasta el estómago, aunada al presentimiento de estar aproximándome a la puerta del infierno, donde algo macabro me aguardaba deseoso, pero paciente.

No sabía adónde iba. No me podía detener ni correr en otra dirección. Algo me estaba llamando. Yo simplemente acudía, sonámbula.

Mi periplo a través de la fosa fue largo y monótono, hasta llegar al lugar al que había sido convocada por un ente verdaderamente poderoso. Al acercarme percibí ante todo su imponente malignidad. Entonces lo vi.

Era un ser atroz que cuadruplicaba el tamaño de un hombre adulto. Se erguía en dos reptilescas patas, envuelto en el color de los demonios. Su respiración recordaba al rugir de un dragón. Estaba impregnado de una esencia a azufre, muerte y descomposición. Ostentaba una cornamenta de búfalo y dientes de cocodrilo. Sus seis caprinos ojos blancos parecieron reconocerme. Sonrió cálidamente mostrándome los colmillos sedientos de carne y sangre, anhelantes de bramidos de almas consumiéndose.

Con su garra derecha me mostraba la cabeza de mi padre, sin ojos ni lengua, atravesada en las cuencas por una asquerosa serpiente negra que asomaba su cráneo por la boca abierta. Con la garra izquierda sostenía la cabeza sin ojos ni mandíbula de Gamaliel, su lengua colgando cuan larga era, cubierta de un líquido pardo y pegajoso.

Estaba dispuesto a engullirme en su oscuridad. Hacía morbosos gestos con su lengua ofidia. No podía despertar, por más que lo intentaba. Él se burlaba. Con sus dientes desgarraba la carne de la faz de mi padre. Yo no podía apartar la mirada. Él se regocijaba de mi desesperación. Abrió su fétida boca y me obligó a ver cómo masticaba el cráneo. Una. Y otra. Y otra vez. Triturando los huesos. Salpicándome con un espectáculo de sangre y fluidos viscosos.

Intenté despertar. Lo único que conseguí fue un funesto episodio de parálisis del sueño en el que aquella cosa se asomaba por encima del cabezal de mi cama y me contemplaba satisfecho. Cuando estuve a punto de entregarme, se detuvo.

Con la llegada del alba había concluido mi tormento. O eso creía. Me incorporé. Tomé el teléfono y vi la hora: eran veintitrés minutos pasadas las cinco de la madrugada. Me levanté de la cama y caminé hasta el baño. Me lavé la cara con agua fría. Todavía veía las imágenes perturbadoras de la pesadilla cada vez que cerraba los ojos. Aún me sentía acechada por aquella presencia desagradable. Incluso podría jurar que escuchaba a lo lejos los espantosos cantos corales.

Volví al cuarto. Tomé el teléfono, me puse los audífonos bluetooth y ahogué las alucinaciones con playlists de música cristiana y pop alegre de Spotify. Canté y bailé hasta el cansancio. Me distraje viendo gente hacer tonterías en TikTok, hasta que todo el incidente quedó parcialmente olvidado.

Cuando salió el Sol por completo, bajé las escaleras y comprobé que seguía teniendo la casa para mí sola. Mi padre había salido la noche anterior a casa de un amigo suyo que vive al final de la calle a emborracharse con cualquier pretexto y aún no había llegado. Pensé que volvería en el transcurso de la tarde-noche y le resté importancia.

Gamaliel vino a visitarme por la tarde con la urgencia de contarme una pesadilla que tuvo. Me invadió una desagradable corazonada. Retrospecciones de mi propio martirio ocuparon mis pensamientos. Sacudí la cabeza. Decidí reservármelo todo y, fingiendo poco interés, le pedí que me contara. Me costó mucho aparentar que el relato no me dejó con la sangre helada.

En su sueño, mi padre estaba en un rancho de latón reunido con los más humildes de la colonia, orando de rodillas frente a un cuadro de la virgen de Guadalupe, iluminado por fantasmagóricas velas. Mi padre se percató de algo inusual: una figura negruzca de prominentes garras intentaba envolver a María en un siniestro abrazo. Intentó comunicar lo que veía a los presentes y no tuvo éxito.

Cuando volvió a mirar el cuadro, la mancha había engullido a la virgen por completo. Mi padre palideció. Entonces fue inmovilizado por un culto de cadáveres podridos que gruñían como bestias moribundas, vomitando cucarachas y gusanos mientras lo asfixiaban hasta la muerte. Por último, lo decapitaron y lo ofrecieron como sacrificio y alimento para aquella monstruosa deidad suya: el Kirqoth.     

Desearía jamás haber escuchado ese nombre. A partir de ese momento la palabra resonaba ininterrumpidamente dentro de mi cabeza. Volvían a mí los ojos blancos, los cantos del culto, las cabezas de mi padre y mi amigo… Aquella noche fui con Gamaliel hasta la casa donde nos esperaba en la oscuridad, como me ordenó. Escuché cómo cumplió su voluntad, quebrándole los huesos y devorándolo con enfermizo placer. Luego acepté el mismo destino.

Artículo escrito por Jesús Mesado Sánchez e ilustración de María Pizarro

viernes, 17 de junio de 2022

Vuelos Ilustrados 26: LAS ANDANZAS DEL INCORREGIBLE PAOLO PINOCCHIO (Lucas Varela)

Empiezan los sofocos, las insolaciones, los constipados absurdos gracias a los aires acondicionados a toda pastilla de los centros comerciales, y un sin fin de maravillas del caloret veraniego. ¿Dónde quedaron las estaciones intermedias, que te preparaban para lo que venía?

La elección de nuestra ropa a la hora de enfrentarnos al exterior, se ha convertido en una auténtica ruleta rusa.

Puede que muchos pensemos que ver a nuestro vecino con gafas de sol, gorra, chanclas, calcetines hasta las rodillas, bermudas con estampado playero, sudadera y jersey de cuello alto, acompañado por un paraguas, por si le da por llover fuego, sea una nueva tendencia que arrasa en alguna parte del mundo. Pero sinceramente, con estos cambios climáticos tan radicales de un día para otro, tengo claro que, si nuestro armario pudiera hablar, se cachondearía de nosotros al vernos salir por la puerta. 

Ayer tenía frío, y hoy tengo calor, demasiado calor. Tanto que siento como si os escribiera desde el mismísimo infierno, acompañada del protagonista de la siguiente historia.

Hoy os traigo:

LAS ANDANZAS DEL INCORRREGIBLE

PAOLO PINOCCHIO

SINOPSIS:

La leña de pino arde bien, sin problemas, lo cual puede resultar problemático para Paolo Pinocchio, un incorregible muñeco de madera que miente como un bellaco y que, en su afán de gozo y libertad, va a acabar siempre en los infiernos, condenado al fuego eterno. Pero Paolo no siente el dolor, al menos en teoría.

Paolo Pinocchio es un trasunto del personaje de Collodi abandonado a su suerte en un mundo literalmente dantesco, cómico y divino por igual.

FICHA TÉCNICA: 
Autor: Lucas Varela
Titulo: Las andanzas del incorregible Paolo Pinocchio
Editorial: LA CÚPULA
N.º de páginas: 116 páginas
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
Año de edición: 2021
Plaza de edición: ES
Fecha de lanzamiento: 21/10/2021
ISBN: 9788418809040 

RESEÑA:

Olvida todo lo que Disney metió en tu inocente cabeza infantil. La historia de ese adorable niño de madera, más conocido por todos como Pinocho, está muy lejos de esta versión para adultos que hoy vengo a reseñar.

Para ponernos en situación, nos remontaremos al cuento original, y mucho menos edulcorado que escribió Carlo Collodi, allá por el 1883. El autor nos mostró a una marioneta tallada en madera, por un carpintero llamado Geppetto. 

Con el transcurso del tiempo, la historia fue modificada, puesto que contenía escenas demasiado siniestras, y esto no le venía bien al autor, si pretendía abarcar a más público con su obra.

Este nuevo trabajo de Luca Varela, está mucho más cerca de esa visión siniestra de la que os hablaba, que del joven e inocente niño de madera.

La siempre acertada Ediciones La Cúpula, nos presenta en un formato de tipo novela gráfica, un trabajo más extenso de Varela, que anteriormente ya publicó con la editorial Dibbuks una primera versión. En este tomo encontraremos una trama más pulida, así como un giro de tuerca en cuanto a color. El autor ha optado por darle un aire mucho más infernal, utilizando un bitono rojizo y desenfadado que le va como anillo al dedo a la historia. Inéditos diálogos, viñetas y fondos, que como el propio Varela comenta, al ser Paolo Pinocchio su emblema de batalla, y uno de los personajes con el que mejor puede dejar volar su imaginación, este, merecía una nueva edición a su altura.

Pero hablemos de Paolo, un mentiroso muñeco sin escrúpulos, que solo mira por salvar su propio culo. Está actitud le lleva de camino al inframundo, donde será condenado y ejecutado un sin fin de veces, sin éxito alguno, ya que es un muñeco y difícilmente puede morir o sufrir al igual que los humanos. 

Si pensabas que una vez allí, recapacitaría y se volvería un adorable corderillo, estás completamente errado, puesto que es en el averno donde Pinocchio despliega toda su sorprendente verborrea y arsenal de artimañas, para engañar a los guardias y escapar de nuevo. 

El cómic está compuesto por cinco capítulos donde está muy presente el escenario de La Divina comedia de Dante Alighieri. El propio Dante hará un cameo, así como otros ilustres que no pasarán desapercibidos. En las páginas finales, el autor nos deleita con las variedades, caprichos, curiosidades, en definitiva, misceláneas, de las aventuras y desventuras de nuestro protagonista. Y por último pondrá el broche final, con un apartado llamado, Torrente de bromas, donde conoceremos el origen apócrifo del pequeño Paolo, o seguiremos sus consejos para saber cómo jugar con niños, o los remedios del doctor Paolo, entre otras muchas más idas de olla.

Si los textos son pura sátira, la parte gráfica tiene un aire cartoon con escenarios cavernosos, demonios y seres repugnantes, que casi nos hacen sentir como si estuviéramos paseando por cualquier cuadro de El Bosco. En esta ocasión texto e ilustración van de la mano creando un aura macabra que le da al autor su propio sello de distinción. 

Este mentiroso compulsivo, astuto y egoísta personaje, termina por parecerte el más cuerdo de los mortales, pero por tu integridad física y mental, no te saldría a cuentas tenerlo como amigo.

Un cómic presentado en una preciosa edición, perfecto para los amantes del humor negro.

SOBRE EL AUTOR/ILUSTRADOR:

Lucas Varela fue diseñador gráfico en Argentina antes que cualquier otra cosa. Diseñó, por ejemplo, la revista Comiqueando, a la que llegó por casualidad pero donde poco a poco empezó a introducirse en la historieta. Mientras hacía infografías para el periódico Clarín, comenzó la publicación del fanzineKapop, una revista antológica donde se encargaba de toda la producción artística. Del submundo fanzinero de la época salió de la mano de Carlos Trillo, para el que dibujó El cuerno escarlata (2008), El síndrome Gustavino (2009) y Sasha despierta (2011), mientras realizaba trabajos propios que compiló en Estupefacto (2006) y Matabicho (2009). Desde 2012 reside en Francia, donde vieron la luz obras suyas como Paolo Pinocchio (2011), Diagnósticos (junto a Diego Agrimbau,2013) y El día más largo del futuro (2016); las dos últimas publicadas en España por Ediciones La Cúpula. Actualmente colabora con sus ilustraciones para el periódico Financial Times. 

Fotos: Ediciones La Cúpula

Reseña escrita por María Pizarro

viernes, 10 de junio de 2022

La Pluma del Cuervo 12: La Orden del Dragón (Jenn Bennett)

SINOPSIS
The Last Magician meets A Gentleman's Guide to Vice and Virtue en esta emocionante historia llena de magia y ambientada en las misteriosas montañas de los Cárpatos, donde una niña debe encontrar el anillo maldito de Vlad el Empalador para salvar a su padre. Algunas leyendas nunca mueren ... El gran sueño de Theodora es poder viajar con su padre, un cazatesores. Ella ha leído hasta el último libro de su biblioteca; tiene un conocimiento impresionante de las reliquias más buscadas del mundo y, cómo no, es una joven ambiciosa. Lo único que no posee es el permiso de su padre. Ese "honor" es para el protegido de 19 años de su padre, y una vez amor de la vida de Theodora, Huck Gallagher. Hasta que, un día, Huck llega de una expedición sin su mentor y le pide ayuda a Theodora para rescatarlo. Con un viejo diario de viaje, los jóvenes se enteran de que el padre de Theodora había estado recavando información sobre un anillo legendario y mágico que una vez perteneció a Vlad el Empalador, más conocido como Drácula, y que podría ser la clave para encontrarlo... En un viaje a Rumania, Theodora y Huck se embarcan en una cautivadora aventura a través de pueblos góticos y castillos oscuros en las brumosas montañas de los Cárpatos para recuperar el famoso anillo. Pero no son los únicos que lo están buscando. Una sociedad secreta y peligrosa con un poderoso vínculo con Vlad el Empalador también lo está buscando. Y harán todo lo posible, incluido matar a quien se cruce en su camino, para hacerse con él.

FICHA TECNICA: 

Autora: Jenn Bennett
Título: La Orden del Dragón
Editorial: PUCK
Nº de páginas: 384 páginas
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
Año de edición: 2021
Plaza de edición: ESPAÑA
Fecha de lanzamiento: 04/05/2021
Traductora: Vanesa Laura Fusco
ISBN: 9788492918812

RESEÑA

Hoy, traigo una reseña de una aventura en toda regla donde se mezclan la magia y las leyendas, ambientada en uno de los lugares más enigmáticos del planeta, me refiero a los Cárpatos .

Todo comienza, cuando el arqueólogo Richard Fox va en busca del anillo de guerra de Vlad el empalador, dejando a su hija Theodora en un hotel, donde la muchacha no tarda en meterse en líos. Aunque, la gran aventura comienza cuando el ayudante de Fox, el maravilloso Huck Gallagher, va a buscar a Theodora junto con su diario para encontrar no solo el anillo de guerra sino al propio Fox desaparecido. La historia ya de por si es interesante, pero cuando la sigues y descubres que los Carpatos son el escenario perfecto para cualquier historia, hace mas atractivo ese misterio que los rodea en este libro. Añadamos el folclore sobre la vida del propio Vlad, tan llena de misterio y superstición. Vamos todo un lujo.

Ahora, analicemos a los personajes. En esta obra encontraremos de todo; Theodora, es esa niña bien que no es que tuviera que esforzarse mucho por nada y que los mayores dolores de su vida fueron la pérdida de su madre y de Huck, a mi es un personaje que me cayó bien a veces y otras me resulto un poco insufrible y marimandona, pero buena tía en el fondo.

De Fox hay poco que decir, ya que esta desaparecido todo el libro y lo poco que dicen es de un hombre que prefería ir tras la caza de cualquier tesoro que estar junto a su hija, no se es un personaje que no me haya dicho mucho.

Y ya al fin es turno de Huck, para mí el personaje que me ha robado el corazón del libro, no solo porque da ese punto de humor con un ligero toque sexy. El tiene una paciencia infinita y más sentido común de lo que deja entre ver, aguantar algunas de las pedorreras de Theodora sin matarla es toda una proeza .

Así que yo os recomiendo que le deis una oportunidad a esta historia, porque  de verdad que merece la pena y la disfrutaréis. Felices Lecturas

SOBRE LA AUTORA

Jenn Bennett es una artista y autora nominada al premio RITA. Entre sus novelas se encuentra: The Anatomical Shape of a Heart (conocida también como Night Owls); Alex Approximately, Starry Eyes y Encuéntrame en Moonlight. Vive cerca de Atlanta con su marido y dos malvados perros. Próximamente, Puck publicará Night Owls y Starry Eyes en España; y Encuéntrame en Moonlight en América Latina y España

REDES SOCIALES DE JENN BENNETT:
Twitter: @Jenn_Benn
Instagram: @J3nn_benn

Fuentes: Casa del libro (Sinopsis, Ficha técnica y Biografía de la autora) 
Fotos: Amazon (Portada) y Ediciones Urano (Autora)

Reseña escrita por Miriam Ojeda Portero

viernes, 3 de junio de 2022

AITOR HERAS; padre, hermano, amigo, compañero, escritor, gamer, músico... ¡Hasta siempre, cuervo!

Queridos cuervos hoy no vamos a seguir nuestra habitual dirección de recomendaros libros, juegos etc… Hoy os dejamos un artículo muy especial y lleno de cariño. El cual no ha sido sencillo de escribir por ninguna de las partes que están implicadas. Sin embargo, decidimos hacerlo y aquí lo tenéis. Hoy hablamos de uno de nuestros cuervos fundadores, Aitor Heras, que hace unas pocas semanas nos ha dejado para brillar en el cielo. Desde Vuelo de Cuervos como no podía ser menos, se le ha querido hacer un homenaje para el que fue un gran amigo y, con el pertinente consentimiento de su familia, que es quien nos ha pasado prácticamente casi todas las fotos. Los cuervos Miriam y Jesús estamos convencidos de que aprendimos mucho con él y, sobre todo, que conocimos a una maravillosa persona de la cual nos ha dejado una cantidad enorme de bonitos recuerdos. Así que sin más preámbulo, os dejamos este artículo que a más de uno nos ha sacado alguna lagrimilla, pero del cual confiamos que te gusté estés donde estés, siempre serás un cuervo.

AINHOA:

Aitor, no sé por dónde empezar ni qué decir de ti. La mente es desconcertante y apenas recuerdo los últimos meses contigo. En mi memoria se han quedado los detalles tuyos antes de ponerte tan malo. El que estaba en el hospital no eras tú, no eras mi hermano. Siempre has sido irónico, divertido, inteligente, audaz, y a veces un auténtico dolor de cabeza, y lo que veía en la cama del hospital los últimos días no era eso. Sí tengo grabado momentos de la infancia y juventud, esa que te ha sido arrebatada demasiado temprano.

De pequeño eras un pesado que rompió mi peluche favorito, mutiló a Ken, reventó una pelota que me encantaba, y regaló a una desconocida mi álbum de cromos. Entrabas de vez en cuando en mi habitación sólo para molestar o interrumpir.

En el colegio siempre fuiste el rarito porque adorabas la música y el cine, al tiempo que eras un inepto para los deportes; pequeño, con gafas y aparato, lo que te hacía ser la diana de tus compañeros. En ese momento ya demostraste tu fortaleza, porque nunca te vi flaquear o hundirte. La cosa no mejoró mucho cuando llegaste al instituto, sobre todo, porque te hiciste amigo de otro «rarito».

Durante años fuimos perfectos desconocidos. No nos aguantábamos y pensaba que no merecía la pena perder el tiempo contigo, hasta que un buen día, los dos nos preocupamos en conocernos, y es así cómo descubrí a mi mejor amigo.

Las anécdotas que tengo contigo son infinitas, y es con lo que me quiero quedar, porque al recordarlas se me dibuja una sonrisa, que buena falta me hace.

Cómo corrías de pequeño cuando el viejo se estaba afeitando y le gritabas en el umbral de la puerta la palabra «peteeeee». Nunca supimos por qué lo decías, pero se convirtió en tradición, hasta el punto que se lo he enseñado a tu sobrina.

La que liaste en tu cuarto al pintar en toda la moqueta un campo de fútbol para jugar con las chapas, y cómo dedicaste horas a hacerles las equipaciones.

Recuerdo con mucho cariño la «pelea del pepinillo», ¡ja, ja, ja! Aunque yo era la pequeña de los dos te sacaba una cabeza, y te intenté hacer comer uno. Acabamos destrozando mi habitación con la pelea.

De broncas nuestras hay cientos de historias, y nos hemos puesto finos mutuamente, recuerdo el día que me enganchaste el pelo con la puerta de la terraza, para soltarme me lo cortaste (muy ingenioso); o el día que me perseguías por casa y para que no me dieras me encerré en el baño, con tan mala suerte que venías detrás y te arranqué la uña del dedo gordo del pie con la puerta.

Recuerdo nuestras peleas a lo Mad Max con los patines por la calle de nuestra urbanización. Había una cuesta enorme por la que hacíamos carreras y para ver quién tiraba a quién.

Echaré de menos nuestras locuras de juventud, como cuando me dejabas tu coche (esto que no lo lea ningún policía), sin tener carnet de conducir y con alguna copa de más. O los atracones de madrugada después de una noche de fiesta, porque, aunque no hubiéramos salido juntos, el punto de reunión era la cocina.

Eras el pupas y de pequeño no hacías más que abrirte la cabeza. Tu torpeza te ha acompañado siempre, y ha sido una característica tuya. Una noche de copas te vi con el pie hecho trizas, y me contaste que le diste una patada a lo que creías que era un cenicero, pero resultó ser la base de una farola…en serio, no hay palabras. Cuando vivíamos en casa de los viejos se oía constantemente el ruido de objetos cayéndose porque eras incapaz de mantenerlos a salvo entre tus manos.

Has sido poco dado a los halagos, así que los que me has hecho se me han grabado a fuego. Cuando compré mi pisito, me dijiste que era muy valiente y sentías envidia por eso. Me hiciste prometer que un día, si lo necesitabas, te quedarías con él porque te encantaba. Te imaginabas montando tu estudio con el ordenador, tu biblioteca a rebosar de libros y películas, escuchando a John Coltrane y su «A love supreme». Pero ahora sé que no podrías vivir tú solo allí. Necesitas la compañía de otros en todo momento. No es imprescindible que estén en la misma habitación, pero sí has necesitado sentirte arropado.

Me encantaba volver de la universidad contigo y tu Seat Panda hecho trizas. Cuando había huelga de autobuses no podías evitarlo, y pasabas por la parada del colegio Padre Manyanet para recoger a un par de chavales y llevarlos hasta su casa. Ahí se desmontaba tu papel tío duro que siempre has intentado hacernos ver, pero que nadie se ha creído.

Aitorete, te recordaré sobre todo con añoranza por no poder estar contigo nunca más, pero también con mucho amor, admiración y mucho, mucho respeto. Tu fortaleza me ha dejado sin palabras en las distintas etapas de tu vida, pero sobre todo en esta última. Que nadie te diga que no has luchado con garra, que no has intentado arrancarle un minuto a la Parca para poder estar con los tuyos. Además, nunca has permitido que nada ni nadie consiga cambiar tus ideales.

Cada día que pasa mi dolor no es menor, pero sí más llevadero, salvo por las noches, en las que me encuentro sola con mis pensamientos, y es en ese momento en el que aterrizo y soy consciente de tu dolorosa ausencia. Me has dejado, pero mucho mejor así. Tu dolor por fin se ha acabado.

Por último, quiero que sepas que tus chicas están bien. Estamos pendientes de ellas en todo momento. Trabajaré muy duro para que Laura sepa la magnífica persona que tuvo como padre.

Te quiero mucho hermano

MIRIAM:

Yo quería compartir con vosotros la primera vez que vi a Aitor, fue en un cumpleaños (y la verdad no se de quien), pero si recuerdo estar en un Burger y estar embobada oyéndole porque sus ideas me parecían (y me siguen pareciendo) revolucionarias, desperdigaba una energía que no podías dejar de sentirte atraído al escucharle.  Aitor es una persona que tiene las ideas muy claras y sabe perfectamente lo que quiere, y eso fue lo que me transmitió la primera vez que le vi y, por supuesto, todas las siguientes. Sabía que si quedábamos con en el, yo me iría a mi casa habiendo aprendido un montón de cosas y con una chute de energía brutal. Ese es Aitor Heras, una de las personas más inteligentes que conozco y la que más me ha hecho reír aun metiéndose conmigo. Así que amigo brilla con esa fuerza que solo tú sabes y piensa que dejaste huella dentro de mí en forma de idea revolucionaria, y que una parte de ti sigue viviendo con fuerza en mi interior.

LORENA:

Ojalá pudiese recordar todo lo vivido con mi compañero Aitor, pero creo que la memoria es sabia y deja en nosotros, en todos, las cosas más importantes, las que más nos marcan a nivel positivo y, por desgracia, negativo.

Fue en junio de 2014 cuando Aitor entró en mi vida. Por aquel entonces comenzábamos nuestra aventura con el blog de Vuelo de Cuervos y pedíamos colaboraciones, una de ellas fue Aitor y sus ganas de comenzar a escribir en serio y adentrarse en el mundo literario con sus cuentos, sus historias, su forma tan peculiar de contar las cosas.

Poco después, y gracias en parte a él, empezamos la revista del mismo nombre. Casi estaba él mucho más entusiasmado que yo y sentó las bases de cómo tomarme la gestión y dirección de la revista, de los baches que íbamos encontrando y de mi estado emocional con algunos sucesos que ocurrieron durante todo su recorrido.

«Que les den», solía decir. Y tenía razón, Aitor siempre tenía razón en la forma en la que tenía, y teníamos, que tomarnos la vida: con calma, pero no demasiada, viviendo el día a día a nuestra manera, sin prejuicios, sin que nada nos perturbase ni nosotros no queríamos, era, sin lugar a dudas un buen amigo y consejero, el mejor que pude encontrar por aquel entonces y a lo largo de casi 10 años.

La generosidad de Aitor hizo que por mi parte consiguiese certificarme como coach. «Quiero probar esa mierda, a ver si me ayuda a ser más constante con la escritura»Nunca se lo agradecí lo suficiente. En esas sesiones descubrí a un Aitor que todavía tenía mucho que ofrecer, mucho por ser; una persona radiante por dentro que jamás abandonó set quien era, solo dejó paso a la vida y sus circunstancias para aprender de ella y sacar la fuerza cuando fuese necesario.

Él quería volver a ser aquel universitario que se comía el mundo, pero lo seguía siendo y no se daba cuenta, y era mucho más que eso.

«Tengo cáncer»me cago en la puta fue lo único que me salió decir. Aunque sabía que lo llevaría bien y pondría contra ello todo su valor fueron tiempos y momentos complicados que le alejaron de la escritura.

Aitor era un escritor maravilloso, yo creía en él en su potencial, en su forma de narrar y de inventar historias. Tenía pensados muchísimos proyectos y uno en concreto muy especial. Solo pude prometerle que iba a publicarle como primer autor en Arima, no solo por el manuscrito que escribió, sobre todo porque si alguien debía darle la oportunidad de hacerse ver esa era yo y más después de lo que hizo por mí a lo largo de toda nuestra amistad. Él sabía que no le publicaba por enchufe, eso se lo dejé claro y aun así insistía en que no era talentoso. Ay, amigo, sí que lo eras y eres.

Me preguntaba a menudo si llegaría a la segunda edición «Ecos y murmullos»Ojalá pudiese decirte en una llamada que está a nada y menos de serlo ya.

Es curioso cómo dos personas convergen a lo largo de la vida. De lo que más me he podido reír con él ha sido todo nuestro tratamiento durante nuestros cánceres. Cuántas pastillas tomaba él o cuántas pastillas toma yo, esa era nuestra forma de quitarle hierro al asunto, al problema de salud que teníamos. Y os puedo asegurar que nos reíamos, y mucho, de todas las mierdas que estábamos pasando durante estos últimos años.

Echarte de menos no será una opción porque has dejado marcado el camino a muchas cosas y personas.

Sin él yo no habría seguido escribiendo, por ejemplo.

Él se sentía orgulloso de la gente que tenia alrededor, pero es que esa misma gente también estaba y está orgullosa de él. 

Amante de los durum, de Stephen King, de Slipknot, de su batería, de los videojuegos, de las pelis de género, de su familia y amigos, amante de la vida por muy jodida que se le pusiese, siempre con una sonrisa, con un «no pasa nada, hay que tirar para adelante».

Nosotros nos quedamos aquí, con tu recuerdo y la impronta que dejas, con la suficiente fuerza para hablar de ti con una sonrisa y orgullo. No habrías querido que por nada del mundo hubiésemos estado tristes, no permitirías que el simple hecho de hablar de ti fuese con dolor. Por eso la mejor forma de decirte «hasta luego» son todas estas líneas de la gente que te aprecia y apreciará toda la vida.

Eres un grande Aitor.

Así que, amigo mío, esta sonrisa va por ti.

JESÚS:

Aitor, yo tuve la gran oportunidad de conocerte hace unos años, cuando coincidimos en algún primer evento que ni recuerdo (fui a tantos), pero me acordaré siempre de un primer recuerdo contigo, cuando Vuelo de Cuervos publicó el fallo en aquel certamen en el cual tu dabas a los ganadores mediante un video, yo participé y no conseguí ser seleccionado. Ese mismo año participé en aquel número 3 de la revista con un relato, que narraba una historia alternativa, pero de la misma trama del relato que no fue seleccionado. Luego más tarde. También fue ese mismo año, cuando coincidimos por primera vez en un proyecto literario que tu coordinabas con David Jerónimo, la antología llamada «Hijos del Mal» de Egarbook Editorial. Poco después, Lorena y tú me abristeis la puerta para formar parte de la directiva de Vuelo de Cuervos, y fue cuando empezamos a tener más contacto. Juntos organizamos varios eventos, destacando el «Corvus et Draco», que fue el que más trabajo requirió por parte de todos.

Eso en el plano profesional, en el personal, jamás olvidaré las veces que quedamos Marina, Miriam y yo contigo y disfrutábamos de esas charlas donde hablabas de política y te venías arriba. Solo pensar que no podré volver a escucharte, es lo que me desgarra el corazón. También nos quedamos con las ganas de jugar juntos una partida al «Street of Rage» en tu casa, y rememorar esa época gloriosa de los noventa. La de veces que tuve la oportunidad, pero por distancia o pereza, me echaba atrás. Si tan solo pudiera volver a atrás, habría compartido contigo muchas más cosas. Es una espinita que me quedará siempre incrustada en lo más profundo de mi ser.

Aunque siendo positivos, también recordaré siempre todos los buenos recuerdos a tu lado, las risas que compartimos y como me has hecho utilizar en mi vida cotidiana algunos de tus términos que podrían ser ofensivos para ciertas personas, pero que llevabas toda la razón del mundo. Eso me los guardo para mí y cada vez que los usé, que sepas que hay una parte de ti diciéndome que los emplee sin tapujos.

Cada uno de tus libros, que tengo dedicados, debes saber que los atesoraré con mucho cariño, porque si hay algo muy importante que has dejado en mí, es el valor de que eras una persona con creencias firmes y que luchaba por sus sueños de manera noble y honesta sin lastimar a nadie.  

Para acabar, solo decirte, que nunca te olvidaré y que siempre serás alguien del que me sentiré muy orgulloso de haber conocido.

Te quiero amigo, ahora y siempre.

JOSEMA:

Por último, nuestro cuervo Josema Beza, nos ha compartido un video de su canal de Youtube «La Caverna del Enano», pero un video que es privado y que solo compartió en la intimidad con Aitor, donde le dedicaba una reseña personalizada y dirigida a él exclusivamente de su primera novela «Dos kilos de sueños». Este video forma parte de un conjunto de regalos de un amigo invisible que celebramos aquel año entre los cuervos.

Y hasta aquí llega este artículo tan especial y cargado de hermosos recuerdos, posiblemente el más duro y difícil que hemos afrontado en toda nuestra historia desde que comenzamos. Para finalizar, solo nos queda decirte de parte de todo el equipo, que sigas observándonos y nos des a todos el valor y el coraje para que ninguno nos rindamos y sigamos luchando como tu hacías.

Aitor, gracias por todo lo bueno que dejaste en las personas que te conocimos.

Fotos: Ainhoa Heras Rodríguez y Jesús Mesado Sánchez
Video:  Cuervo invisible 2020 (La Caverna del Enano)

Artículo escrito por Miriam Ojeda Portero y Jesús Mesado Sánchez,
con colaboraciones de: Ainhoa Heras Rodríguez, Lorena Gil Rey y Josema Beza