Hoy me voy a permitir el lujo de sacarle brillo a mis plumas, atusar mis patas con cierto mimo y alzar el vuelo con ponderada maestría para salir de mi pequeña zona de confort y, sin querer entrar en polémicas o crear debate con una pequeña reflexión u opinión particular, os voy a contar un poco un punto de vista general de lo que opino sobre ciertos aspectos relacionados con la literatura. Todo bajo la mirada aséptica y documentada sobre opiniones generales de todos los ámbitos de esta profesión.
En este artículo, me voy a centrar en el ámbito del lector y sus preferencias. Es evidente, que todos y cada uno de vosotros los humanos, tenéis vuestra gama de «colores» selectos en esto de pasar páginas; sin embargo, dentro de mis entrañas negras crece una pregunta que puede tener cabida en otros aspectos de la vida. Una simple elección os hace libres, pero a la vez sin daros cuenta, os hace esclavos de sus designios y todos ellos son generados con un único objetivo, teneros entretenidos en vuestras guerras particulares con el prójimo. Cada día me alegro más de ser un vertebrado con alas.
Quizás esta introducción sea un poco críptica y pueda resultar algo pedante, no es mi intención, pero si ponemos a los animales como ejemplo, es fácil que comprendáis lo que quiero decir. Nosotros no mercantilizamos con el odio y la envidia con la facilidad que lo hacéis vosotros, nos limitamos a sobrevivir. Esta parrafada quizás sea necesaria para crear cierta curiosidad en vosotros que me leéis ahora mismo, o solo sea para ocultar o camuflar debidamente mis pensamientos alados y no deciros sin tapujos que sois más lerdos que un pobre toro que solo ve la muleta roja y no el estoque que se esconde dentro de ella. ¿Veis? Somos seres limitados en algunos aspectos, sí, pero más felices seguro. Alguien dijo una vez que vivir en la ignorancia es la clave para ser feliz, yo estoy de acuerdo a medias, pues si dejas pasar a más de un pájaro y sus ideas a tu nido, al final no hay paja suficiente para todos.
Ya se me han caído
muchas plumas a lo largo de tantos vuelos a lo largo de mi vida y me he dado
cuenta del sectarismo cifrado que se oculta dentro de la literatura. Hay que
elegir un género literario para no acabar siendo ese tipo que siempre lo dejan
para el final en la elección de una pachanga de fútbol o la chica a la que
nadie invita a una fiesta de pijamas.
El denostado margen y
aprecio que se le da a la personalidad de un lector o lectora por elegir
libremente sus gustos literarios es abrumador. Si lees romántica o erótica,
eres una mujer frustrada sexualmente; si lees poesía, eres un bohemio blandito
al que le han dado bien fuerte en la poca autoestima que le dejaron sus
compañeros de instituto; si lees novela negra, eres un tarado que en el fondo,
si hubiera una noche de purga, iba a ser el más sádico de todos; si lees
ensayos, te crees el más listo del barrio; si tienes más de 40 y lees
literatura infantil eres poco menos que un inmaduro, y si lees cómics, bueno,
eso ya te pone a la altura de la capa más básica de la sociedad.
No, queridos humanos.
La diversidad es lo más enriquecedor que puede encontrar un ser de vuestra
especie para darse cuenta de que todavía, a pesar de la prensa y las
televisiones de hoy en día que se venden al mejor postor, uno es libre para
escoger su propio camino. Disfrutar devorando páginas y enriqueciendo el
cerebro. Woody Allen dijo que su segundo órgano favorito era el cerebro,
hagamos poco a poco que sea el primero, para que la telebasura y objetivismo
periodístico sea el de los ídolos de muchas anteriores generaciones.
El tipejo este al que
siempre me refiero y que tengo esclavizado delante del teclado para que dicte
mis pensamientos, es un claro ejemplo de lo que os digo. El tío lee de todo, de
todo… a pesar de tener sus predilecciones y sus kriptonitas marcadas. Hace muy
poco, ha descubierto de nuevo el placer de leer cómics, creo que acrecentado
por el hecho de volver a leer cuentos a su hija (en cuyo caso particular lleva
más del 50% de la historia) y descubrir el valor que encierran los guiones de
dichas historias y el inmenso arte que se esconde en cada una de las viñetas
que un ilustrador saca de su mente para acercarse a lo que tú te hubieras
imaginado si esa historia estuviera en una novela clásica y no en un libro
lleno de imágenes brutales. Esa simbiosis entre autor e ilustrador yo me la
imagino como un viaje alucinante, y no necesariamente un calvario para el que
dibuja, que debe luchar con el egocentrismo de muchos autores o las escasas
miras que tienen, porque desde hace mucho o poco tiempo, no se ven el ombligo.
Sí, una imagen vale más
que mil palabras, aunque estas últimas hagan ejercitar más la imaginación, la
visualización es otro arte muy denostado en este género y por eso desde aquí
quiero romper una lanza a favor de esos artistas ilustradores que para mí son
magos, pues hacen realidad con sus lápices, la historia que ha rondado meses
antes en el cerebro de un enfermizo o enfermiza escritora. Sin restar valor,
por supuesto, a todos aquellos que hacen las portadas de una novela «no ilustrada»
y que gracias a su sensibilidad artística, han conseguido que un lector se haga
con la obra de un autor.
No sé cuál es la
diferencia exacta entre los beneficios que se lleva el guionista de un cómic y
el ilustrador, pero para mí, el valor remunerado debe ser igual para la
propulsión mecánica que para el velamen. Sí, aquí defiendo a capa y espada el
trabajo de dos de mis compicuervos: «Mi adorada y alada azabache, María Pizarro
y a mi emplumado gamer, Elías Santos». Dos magos del pincel, lápiz o plastidecor
que le pongas en las manos, si hace
falta.
La lectura es
diversión, aprendizaje y entretenimiento; del tipo que sea. Recuerda, si lees
no solo eres libre para viajar a mil y un mundos, eres libre de la forma más
esencial y pura que se puede ser en el mundo que os ha tocado vivir,
humanos…sois libres de pensamiento.
Felices lecturas.
Fotos: Docentes al día (Facebook)
Artículo escrito por Óscar Lamela Méndez
Siempre he creído, que cada cuál es muy libre de opinar sobre cualquier tema. Y que, igualmente, se puede o no, estar de acuerdo con esas opiniones. Como lectora, diría que menos lírico, he leído del resto de géneros. Tengo, por ejemplo, una extensa colección de novela romántica ( yo la llamo ' Erótico-festiva ' ) y me da exactamente igual que alguien pueda pensar que por ello estoy frustrada sexualmente hablando ( nunca se me ha ocurrido analizar a la gente hasta ese punto debido a sus gustos literarios ). Es un género que me gusta porque aunque los protagonistas pasen las de Caín, suelen tener un final feliz. Y creo que la vida es lo suficientemente oscura, terrible, cruda... como para no poder disfrutar, al menos temporalmente de un mundo en el que los cuentos acaban bien.
ResponderEliminarGracias por el esquema de los géneros. Otro día, te comentaré, amigo emplumado, que me ocurre con los ensayos, cómicos y demás. Que por ésta vez, ya me he enrollado bastante...
Un saludo, y feliz vuelo ��