El pasado día 2 de abril se celebró el Día Internacional de la Literatura Infantil y Juvenil. ¡Me encanta! Es un momento marcado en mi calendario lector, y no solo porque sea el cumpleaños de una de mis hijas (aunque eso ayuda), si no porque se despierta el niño que vive en mi. En esa fecha se celebra y reivindica ese tipo de literatura que comienza a fraguar los lectores que seremos. Pero no solo eso, sino que es una literatura que nos debe acompañar durante toda nuestra vida lectora. ¿Quién no recuerda esas primeras historias que hacían que nuestra imaginación se encendiera como una vela en una noche oscura? Esas primeras aventuras, compañeros de viaje y demás criaturas que nos ayudaban a surcar los cielos, nos acompañaban en viajes interestelares o nos abrazaban en momentos complicados y tenebrosos.
2 de abril Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil (LIJ)
Como defensor de la denominada LIJ, he tenido la suerte de conocer a muchos escritores y escritoras que me han maravillado con su creatividad y encendido mis ganas de leer, seguir leyendo e, incluso, escribir. Aunque no os creáis que por ser para “niños” se trata de algo fácil de hacer. Creo que los infantes son uno de los públicos más críticos, con menos miramientos de abandonar una historia que no les engancha, sin las presiones que nosotros, los adultos, nos autoimponemos. Escribir para niños y jóvenes debe de ser de las formas de enfrentarse a una página en blanco más terroríficas que puede tener un creativo.
Pero si estamos hablando de LIJ, dejarme compartir con vosotros una anécdota que sufrí hace unas semanas. En una de las tardes que iba a recoger a mis peques al cole, me cruzo con la madre de una de las compañeras de clase de mi hija mayor, que la acompañaba sumergida en un libro mientras andaba (estuvo a punto de darse con uno de los arbolitos que poblaban el paseo en el que estábamos), y se detiene para conversar. <<Menuda ha liado tu hija>> me dice pero con una sonrisa en la cara, mientras me señala a su criatura. <<No es capaz de dejar el libro>>. La referida no despega la mirada de la novela ni aun oyendo su nombre. <<Me ha hecho comprarle los tres siguientes de un solo golpe y apenas le están durando en las manos>>. Me fijo en lo que está leyendo y reconozco la obra, no solo porque la haya leído mi hija y me haya hecho comprarle el resto de la saga, tal y como le ha pasado a esta madre, si no porque yo mismo lo leí al ver el entusiasmo de mi peque cuando lo terminó. Resulta que en el colegio se ha extendido como la pólvora y muchos de sus compañeros están leyendo esa misma serie de libros. Pero no se queda ahí la cosa. Aparte de compartir esas lecturas, se han comenzado a recomendar los unos a los otros más y más libros. En una sociedad hipertecnológica, donde los chavales conviven más horas de las debidas con tablets, móviles y demás ordenadores, ver que la chispa de la lectura aun sigue venciendo esas distracciones (no tanto como debería hacerlo, he de ser sincero) me parece algo mágico.
Y os estaréis preguntando, ¿de qué serie de libros os estoy hablando? Pues de las cosas que ahora pueden estar atrayendo más a nuestros infantes. En este caso es la serie de Los Compas (editado por Ediciones Martínez Roca) que narra la historia de los personajes que nacieron de diferentes canales de youtube. Son historias de aventuras, de amistad, de responsabilidad y mucha locura, escritas y contadas con mucho humor y con un lenguaje cercano a los chavales. Pero hay muchos más ejemplos similares como pueden ser MikelTube o Hugo Macker. Estas obras están sabiendo llegar a esas generaciones electrificadas y haciendo que los chicos y chicas no se queden solo en ellas. Junto a estos títulos podemos encontrar sagas como las de Fulbolísimos o los Forasteros del Tiempo de Roberto Santiago, Jurásico Total de Francesc Gascó y Sara Cano, y decenas de obras que están arrancando a nuestras jóvenes generaciones del esclavismo tecnológico de los juegos online o de youtube/Tic Toc. Y eso es una cruenta batalla, de eso estoy seguro. Creo que nuestra LIJ está en una época muy creativa y por descubrir, pero por descubrir también por nosotros, lectores adultos con nuestro niño interior silenciado por el mundanal ruido, por padres y madres que no se quieran quedar en las lecturas de siempre y que sepan que hay libros que pueden hacer que se dejen los dispositivos a un lado y les permitan viajar (y nosotros a su lado).
Es maravilloso poder preguntarle a tus hijas, y a sus compañeros de clase, sobre sus autores preferidos o que se acerquen a las librerías del barrio a encargar sus novedades lectoras. Aquí en casa tenemos muchos autores predilectos y me gustaría dejar algunos nombres como referencia. Lorena y Diana Azpiri, que plantean unos cuentos emocionantes y que te tocan la parte sensible del alma. Lola Núñez y Rocío Antón, magas de la narración en formato cuento y con una puesta en escena preciosa en sus presentaciones. Un comentario aparte de la propia Lola que con sus novelas de aventuras y sus <<Escape rooms literarios>> hizo las delicias en el pasado Festival de Literatura Infantil y Juvenil de Tres Cantos. Anabel Botella que es capaz de darle la vuelta al monstruo que se esconde en el armario o Marina Tena Tena con una historia de terror para peques en No escuches a la Luna.
Estos son solo unos pocos ejemplos de lo que os podéis encontrar en el panorama actual y sé que me dejo centenares de plumas y voces que deberían estar entre estas líneas. Os invito a encontrarlas, a descubrirlas y, llegado el caso, a recomendarlas. Y no os impongáis las limitaciones de la edad, disfrutar de esta literatura y alimentar al niño que sigue viviendo en vuestro interior.
Nos vemos en las Redes y Feliz Vuelo.
Foto: Bibliosanjosé
Artículo escrito por Josema Beza
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