El próximo 13 de marzo tendrá lugar la esperadísima gala de los premios Óscar, organizada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográfica en el Dolby Theatre de Los Ángeles y, tal y como marca la tradición, cabe esperar que en la citada velada se conjuguen talento, elegancia y glamour, siempre y cuando no haya bofetadas de por medio como el pasado año. Pero con independencia del interés que levanta la pasarela de estrellas deambulando por la sempiterna alfombra roja, no olvidemos que la razón de ser del evento siempre es el cine como arte audiovisual. Este año el palmarés de hombrecillos dorados se rifará entre un melancólico Spielberg que mira a su infancia, el regreso de los extraterrestres azules y ecologistas de James Cameron, la versión oriental del multiverso que tan de moda han puesto las películas de superhéroes, el acartonado Cruise - Maverick y sus proezas aéreas y, mi favorita por lo que representa, la biografía de uno de los iconos más relevantes del pasado siglo XX: Elvis, biopic sobre el mítico Rey del Rock a cargo de Baz Luhrmann que tratará de beber de las fuentes del éxito como ya lo hiciera dos décadas antes con la exitosa Moulin Rouge.
Concretamente el biopic del Rey del Rock me sirve como excusa perfecta para centrarme en la faceta paranormal del ídolo de la música que, como el mismísimo CID, dio que hablar mucho después de muerto. Y es que el 16 de agosto de este año se cumplirán 43 años de la muerte del Rey, o quizá no. Pues el estreno de la película protagonizada por Austin Butler nos ha mostrado algunas situaciones que el mito vivió, como cuando se reunió en secreto con The Beatles, pero también existen otras historias que jamás pudieron ser confirmadas.
Desde luego el rumor más extendido es aquel que afirma que Elvis sigue vivo. ¿Está vivo Elvis? era el título de un libro que desataba la teoría conspirativa sobre la posibilidad de que el cantante norteamericano siguiera con vida. Poco antes del fallecimiento del Rey, la escritora Gail Brewer-Giorgio había escrito un libro que narraba cómo un popular cantante sureño, llamado Orion, había falseado su propia muerte para huir de los avatares de la fama. El manuscrito sería rechazado por muchas editoriales y la autora decidió tras el deceso del mito investigar acerca de los acontecimientos que lo rodearon. Es más, al mismo tiempo surgió un cantante, también llamado Orion, con un aspecto y una voz muy similares a las de Elvis Presley, que usaba un antifaz durante sus presentaciones en vivo.
Jimmy Ellis, un jinete de Alabama cuyo sueño desde joven había sido cantar, se convirtió en el Orion del libro, un artista enmascarado con un estilismo y voz algo más que semejante al de Elvis Presley en su última etapa. Y todo ello gracias a una macabra estrategia de marketing ideada por Shelby Singleton, propietario de la legendaria Sun Records -la casa donde grabó Elvis su primer éxito-, que tomó la idea de Gail Brewer-Giorgio. El productor, que había oído cantar a Ellis, lo tuvo claro desde el primer momento; había que jugar con la idea del cantante misterioso al que nunca se le vería claramente el rostro. Pero Ellis era reticente, pues no quería vivir a la sombra de un cadáver, por muy ilustre que fuera, y ambicionaba cantar sus propias canciones; algo a lo que la productora se negó en redondo. “O te pones la máscara o te vuelves a Alabama”, cuentan que le dijo Shelby en su despacho. Entonces Jimmy Ellis se colocó el antifaz y pasó a ser la reencarnación del propio Elvis. Poco importaba que midiera dos metros y bajo aquel antifaz de lentejuelas cualquier persona con un mínimo de sesera y dos dedos de frente viera que ni la nariz ni el color de los ojos, ni la barbilla eran los del Rey. Lo importante es que aquel tipo sonaba como Elvis y los fans esperaban que fuera él quien estuviera detrás del antifaz.
De esta manera Ellis pasó de cantar en bares a grabar discos y hacer giras con su propia banda. Incluso llegó a tener su propio club de fans. Todo este fenómeno hizo que los periódicos comenzaran a publicar titulares amarillistas especulando sobre si realmente Elvis había muerto. Así hasta que un día Ellis se hartó y se quitó la máscara en plena actuación, lo que supuso su suicidio artístico.
Años después volvió a intentarlo, pero ya nunca fue igual. En 1989 un envejecido e hinchado Orion, como anteriormente le ocurriera al propio Elvis, regresó a los escenarios. Pero ya no tenía carrera y apenas ganaba dinero. A diferencia de Elvis, ni el alcohol ni las drogas acabaron con Ellis. Por desgracia él y su segunda esposa, Elaine, fueron asesinados de la forma más absurda en un atraco el 12 de diciembre de 1998. Y si tenéis la más mínima duda del parecido, más fonético que físico, escuchad a uno de sus conciertos que he encontrado por YouTube y cuyo video os dejo a continuación:
Si hasta aquí la historia del doble de El Rey os resulta rocambolesca, lo que voy a contar os dejará con los pelos como escarpias; pues Vernom Presley, el padre de Elvis, era un vivo retrato en sus años de madurez del mismísimo Ellis. Juzgad vosotros mismos en la siguiente fotografía extraída del Daily Express en una publicación de septiembre de 2021.
Además, por si todo esto fuera poco, resulta que Ellis era adoptado y jamás reveló la identidad de sus padres biológicos.
Si queréis conocer más sobre esta curiosa historia os recomiendo el documental Orion, The Man Who Would Be King (Orion, el hombre que pudo ser rey), una película de Jeanie Finlay que estrenó en España el festival In-Edit hará unos pocos años.
Pero si este folletín de suplantación post mortem os resultó curioso, existen otras teorías de suplantación del Rey absolutamente dignas de ser investigadas por los agentes Mulder y Scully al más puro estilo de sus expedientes X. La primera se remonta al día de su nacimiento. Según Michael C. Luckman en su libro "Alien Rock: The Rock 'N' Roll Extraterrestrial Connection", la vida de Elvis estuvo marcada por el fenómeno OVNI desde el principio de su existencia, pues la noche que el Rey nació un extraño objeto volador fue observado en los cielos de Tupelo, Misisipi, por su padre y el doctor que ayudó en el parto. En ese momento la madre dio a luz al hermano gemelo de Elvis, que murió tras nacer, y treinta y cinco minutos más tarde nació Elvis. ¿Acaso los hombrecillos del espacio habían suplantado al bebé en el vientre de su madre por Elvis? ¿Era Elvis un extraterrestre entre nosotros?
Esta especie de encuentro en la tercera fase fue relatado por el padre de Elvis, según confirmó el que fue su estilista durante 12 años. Pero la cosa no quedó ahí, pues Según Luckman, Elvis fue contactado telepáticamente por extraterrestres a la edad de 8 años. En aquella ocasión los hombrecillos del espacio le mostraron a la futura estrella del rock un atisbo de su rutilante porvenir: una imagen de él mismo cantando ante el público con un estrafalario traje
Lo cierto es que Elvis amasó una colección personal de más de 300 libros sobre la ufología, los cuales solía llevar a todos lados. Llegó un punto en que su manager manifestó su preocupación por el interés en la metafísica de Elvis, como un problema para su carrera.
De modo que, ¿realmente Elvis murió? ¿O quizá, tras colonizar a los humanos con su música, su cuerpo fue abducido por sus congéneres alienígenas?
El vínculo de Elvis con los extraterrestres puede resultar más que discutible, pero… ¿qué sucede con las teorías que le atribuyen una conexión con la mafia? Porque debéis saber que, según otra vertiente de las teorías conspirativas, la verdadera razón por la que Elvis sigue vivo no se debe a una abducción alienígena, sino al mayor programa de protección de testigos del que tengamos conocimiento. Se cuenta que el Rey se habría embarcado en una serie de arriesgados negocios asociándose con el mismísimo Sindicato del Crimen, asuntos turbios con desastroso resultado que propiciaron que Elvis contrajera una deuda con la mafia. En este caso el FBI le habría proporcionado una identidad secreta colaborando en el encubrimiento de su falsa muerte a cambio de que Elvis delatara a algunos capos. La amistad del cantante con el presidente Nixon habría ayudado a ello y que ningún miembro de su familia haya reclamado su seguro de vida en las oficinas de Lloyds –también según se dice- reforzaría esta tesis.
En cualquier caso, con independencia del motivo de su desaparición, ya sea por aducción alienígena o por obra y gracia del FBI, no son pocas las apariciones de El Rey tras la noche que se le declaró muerto. En 1984 fue fotografiado saliendo de un hospital con su colega Muhammad Ali en Nueva York. En 1991 lo vieron cenando en un restaurante en Clyde, Ohio. Incluso en enero de 2017 asistió a la ceremonia de su póstumo cumpleaños que se celebra en Graceland todos los años el 8 de enero. De hecho, existe una instantánea donde se puede ver al presunto Elvis ataviado con sombrero negro, gafas de sol y una densa barba blanca para mantener su anonimato. En definitiva, un Elvis envejecido cuyo aspecto físico nos recuerda al que lucía justo antes de su muerte, fingida o no. También especularon con que tres hombres que estaban detrás de él, vestidos de negro, eran sus guardias de seguridad, contratados para protegerlo durante el evento. La imagen apareció en el grupo de Facebook 'Evidence Elvis Presley is Alive' que sigue pensando que su ídolo sigue con vida. Podéis juzgarla vosotros mismos.
Pero una de las apariciones más extrañas, y mi favorita, es la que inmortaliza un cameo en uno de los clásicos del cine navideño, Solo en casa.
En una secuencia de la película de 1990, la madre del pequeño Kevin (Macaulay Culkin antes de andar pasado de rosca), harta de intentar sin éxito regresar a Chicago para reunirse con su hijo, aparece discutiendo con la empleada de una aerolínea en el mostrador de un aeropuerto. En ese mismo instante, un tipo con barba y vestido con americana y suéter de cuello alto aparece por detrás de su espalda, a la izquierda. Este individuo, según muchos creen, está interpretado por el mismísimo Elvis. Aquí tenéis un fotograma congelado de la escena en cuestión donde podréis juzgar por vosotros mismos:
Además, para alimentar aún más semejante paja mental, debemos retroceder hasta mayo de 1979, dos años después de la “muerte” de Elvis, cuando la revista McColl's publicó un artículo sobre su viuda, Priscilla Presley, en el que comentaba que su “difunto” esposo tenía complejo de tener el cuello demasiado largo, de aquí su gusto por lucir camisas con cuellos enormes y siempre levantados. Bien, pues volved a mirar la foto. En ella el Elvis barbudo luce un suéter de cuello alto. Blanco y en cuello de botella, ¿no?
Pero ahí no acaba la cosa, pues existe un vídeo pululando en YouTube, que reúne la nada desdeñable cifra de 2 millones de visitas, que pretende demostrar la similitud entre el extraño hombre del aeropuerto y Elvis. En él podéis observar al tipo barbudo que, harto de estar esperando en la cola, inclina la cabeza hacia detrás y hacia la izquierda. El vídeo asocia esta secuencia con imágenes de actuaciones de Elvis donde hace exactamente el mismo gesto.
Aquí tenéis el famoso vídeo.
Y, para echar más leña al fuego a todo este sarao, Vernon, el padre de Elvis, ordenó que el resultado oficial de su autopsia fuera sellado durante 50 años. ¿Sería porque no quería que nadie descubriera que su hijo, en realidad, no estaba muerto sino de parranda? Sea como fuere, el documento podrá ser de dominio público en 2027. Eso sí, si Elvis no falleció realmente en 1977, será difícil que se encuentre con nosotros para esa fecha… salvo que realmente se trate de un alienígena.
En cualquier caso, más allá de estas diarreas conspirativas, le deseo todo el éxito posible al biopic de Elvis en la próxima gala de los Óscar. Y espero que, si realmente el viejo Elvis sigue con vida, disfrute desde su escondite de la velada cinematográfica que en parte le rendirá un pequeño tributo. Quién sabe si lo hará oculto entre bambalinas o compartiendo velada en Graceland junto a otros mitos y amigos que también fingieron su muerte, como Lennon, Marilyn Monroe o Michael Jackson.
Fuentes: el
financiero.com, revistavanityfair.es, cuatro.com, eltiempo.com, elespanol.com y
elnortedecastilla.es
Fotos: Daily Express,
Tam -Tam Press y eCartelera
Artículo escrito por Pablo C. Millán
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