viernes, 26 de abril de 2024

Serendipity

Durante unos minutos, ambos quedaron en silencio. Él no sabía si continuar hablando sobre ello o dejar que ella le contara con total libertad sobre aquello. No quería presionarla, porque, aunque según ella lo recordase todo, quizás tenía una parte que no recordara y eso le ocasionara algún tipo de malestar.

Bueno, no fue duro en realidad escuchó decir el muchacho mientras que ambos aún se miraban a los ojos. Es decir, si hay algo que no recuerdo no sé que es, porque no lo recuerdo y no tengo la sensación de haber olvidado nada. Recordé todo.

Ambos se quedaron callados una vez terminaron de decir eso, ella pensativa y el consternado. Él había escuchado algo que lo había dejado un poco en fuera de juego no sabiendo como responder a ello o como reaccionar adecuadamente. Desde la perspectiva de la joven podía ver que había algo que lo estaba perturbando de alguna manera que en esos momentos no podía comprender y que no sabía si debía preguntar. Ella se había dado cuenta de que él era bastante reservado a la hora de contar cosas sobre su vida privada y no quería que si lo que le perturbaba era de su vida privada al preguntar se molestase.

 Durante un tiempo tuve esa sensación de que había algo que no recordaba, pero si no lo logré recordar, ya es imposible. Quizás pienses que no me importa eso que he olvidado, pero no puedo estar afectada por algo que no voy a poder recuperar, eso al final va a afectarme más y e iba a hacer que mi recuperación fuera peor. 

Si, lo comprendo, las cuestiones cerebrales son complicadas.

Aquello fue lo único que dijo Adriel con respecto al tema y no sabía porque en esas palabras ella había notado un pequeño deje de tristeza que no había entendido por completo. Era obvio que era una situación triste, no lo negaba, pero no podía identificar qué era lo que le hacía sentir tristeza, no era algo que el pudiera controlar o de lo que tuviera la culpa.

Cambiaron el tema de conversación, a uno algo más alegre y trivial. Ella había tomado la iniciativa sobre ello, porque una clase de instinto desconocido para ella le había hecho querer alegrarle y que dejara de pensar en eso que le había entristecido. Era agradable tener una conversación con alguien que aparte de entenderte era interesante, pese a estar hablando sobre algo completamente trivial.

Yo todos los años desde que faltó la madre de Adina, le hago el pastel que ella le hacía, aprendí viéndola prepararlo y a ensayo y error. Ella hacía la receta de memoria y saber el orden de verter los productos, pero no saber que cantidades era difícil explica Adriel mientras que mira a la mujer sentada frente a él con una media sonrisa en el rostro. Fue divertido adivinarlo, porque ella siempre decía que era su receta secreta y que nunca nadie sabría donde la tenía guardada.

Se notaba que se había puesto nostálgico, ya que en sus ojos parecía estar rememorando esa bonita escena de la que estaba hablando y su tono de voz nostálgico lo acompañaba. No lo había escuchado hablar de ella casi nada en todo el tiempo que se conocían, al principió lo entendió porque al fin y al cabo eran desconocidos, pero se habían hecho más cercanos desde que se habían reencontrado, pero cuando le habló de ella apenas mencionó nada y ella no le iba a preguntar que le había pasado. Adriel siempre decía que ella se había marchado, pero en el sentido metafórico de la palabra o en el sentido literal, sinceramente, tampoco se atrevía a preguntar.

Al menos disfrutaste la recompensa después de tanto esfuerzo que fue hacer feliz a la pequeña Adina, eso es lo único importante. Las palabras de ella no lo sorprendieron en lo absoluto.

Después de la cena a la que él le invitó, se subieron a la moto para ir a casa de ella y, así una vez aparcara, ahí dar un paseo por un parque cercano. Él había insistido en invitarla, porque para él era como una especie de compensación por como lo había defendido frente a su familia, él sabía que ella tenía ese carácter, pero no esperaba que lo sacara precisamente en ese momento. Ella siempre era capaz de sorprenderlo aún más, nunca lo había decepcionado en ese sentido.

 

»»————-  -————««

 

 Al llegar, por ofrecimiento de ella dejaron la moto en el garaje en el que no le pasaría nada y no tendrían que ir cargando con el casco. Salieron caminando de allí, las calles seguían completamente iluminadas y las personas seguían transitándolas, no eran igual de transitadas que durante el día, pero aún no era tarde y seguía habiendo personas que iban y venían, le sorprendía bastante debido a que era mediados de otoño y la bajada de temperaturas cuando empezaba a anochecer era notable.

Mientras caminaban hacia el parque iban charlando sobre sus trabajos más graciosos, pero intentaban no reírse muy fuerte para no molestar a nadie.

Recuerdo a una novia lunática, que me pidió unos cetros y unos arreglos florales que cuando estaba colocándolos me dijo que no era lo que había pedido y delante de todo el mundo tuvo un ataque de ira para a la media hora venir a decirme que lo sentía y que ya había visto que sí que eran los arreglos que había pedido.

¿Eras tú? El novio me contrató para que acompañara a su madre y escuché el griterío desde lejos. Contestó el riéndose dejando sorprendida a Alina. 

Si era yo, la jugada me salió bien, porque por el espectáculo me pagaron más. Tu no tuviste que ver como la madre la sostenía para que no me agarrara del pelo y me lo arrancara de la cabeza. Ella continuó la risa mientras que lo miraba, teniendo ambos una risa acompasada la una con la otra.

Pues imagínate su futuro marido lo que tuvo que hacer para convencerla de que esos eran los arreglos que ellos habían pedido. Da gracias a que fue con ella a elegirlos. Contestó en un tono divertido y medio riéndose aún. 

Continuaron riéndose con las anécdotas mientras que caminaban y los minutos pasaban, dando más de la media noche. Tenía que volver, ya que la niñera tenía que irse a su casa, por lo que no podían quedarse tan hasta tarde como ellos habían querido, pero eso sería mejor para otra ocasión si es que la había, por lo que empezaron a desandar el camino al portal para que el pudiera volver a casa. Como iba muchas veces allí él tenía la llave del garaje, así que podíamos despedirnos en la puerta de casa y así él podía bajar directamente al sótano.

La situación en el ascensor no era incomoda, pero se notaba que había una especie de tensión entre los dos.

Continuara...

Mientras que iban en el ascensor ella estaba un poco nerviosa, no sabía porque, o quizás sí, pero el nerviosismo no la dejaba averiguar que era lo que realmente la ponía nerviosa. Obvio no era estar en un lugar tan pequeño a solas con él, porque otras veces lo habían estado y eso no era un problema. El ascensor no tardó en llegar a su planta y antes de que ella pudiera despedirse desde fuera de este, vio como el también salía. Le pareció algo bonito y caballeroso que la acompañara hasta a casa.

Bueno, dale a Adina un beso de buenas noches de mi parte.

Lo haré, seguramente mañana estará ansiosa por venir y que le enseñes más cosas sobre los arreglos. Comenta con aparente tranquilidad pese a estar casi igual de nervioso que ella.

Ella aprende muy rápido, parece como si lo llevara en la sangre. La risa resuena con eco en el pasillo mientras que ambos se miran.

Alina se encontraba un poco nerviosa, por lo que abrió la puerta de casa antes de hacer una locura, pero cuando ya la tenía abierta lo que pensó fue que si no lo hacía en ese momento no lo haría nunca, por lo que, pese a que caería en el cliché más viejo, lo haría.

Antes de que Adriel si quiera pudiera procesar lo que había pasado, la puerta de ese piso en el que había estado bastantes veces se cerró y, aun sin poder creerlo, se dio la vuelta caminando hacia el ascensor. Al llegar pulsó el botón y nada más hacerlo la puerta se abrió, por lo que entró y durante el viaje empezó a pensar en ello. Alina había besado sus labios tan rápidamente que parecía que se lo había imaginado, pero no era así, por un segundo había sentido los labios de ella contra los suyos y eso era algo innegable.

Mientras Alina aun se encontraba apoyada en la puerta de la entrada, sonrojada y pensando en lo patética que era por haber reaccionado así y no quedarse más, en no enfrentarse a lo que venía después de lo que había hecho, probablemente el no quisiera volver a verla más o ni siquiera le volvería a hablar.

¿Por qué se había comportado como una niña y había huido de esa manera? Ella era una persona adulta y responsable y se había comportado como una adolescente.

Antes de seguir autoflagelándose, decidió que era momento de darse una ducha que se llevara los pensamientos inseguros y o en su defecto que estos la dejaran dormir por la noche.

Cuando salió del garaje miró hacia el piso de ella, se quitó el casco mirando hacia ahí, pensando en lo que había pasado delante de aquella puerta, lo cual le sacó una sonrisa enorme, que lo hizo sentir un halo de esperanza en su pecho. Negó con la cabeza y aun con esa sonrisa miró hacia arriba.

Ha sido igual que aquella vez, sigues siendo la misma de siempre.

Puso el casco en su cabeza y volvió a hacer rugir la moto para emprender el camino a casa.

Continuara…

No hay comentarios:

Publicar un comentario