Árbol Frankenstein. Imagen sacada de: balonesdemadera.wordpress.com
En jardinería, un injerto es un proceso de reproducción vegetativa que consiste en transformar un tejido de una planta donante en un tejido de otra planta receptora. El injerto se puede utilizar para transmitir las características de la planta donante a la receptora, y es una forma común de propagar plantas de diferentes especies o variedades. El injerto también puede ayudar a mejorar la resistencia de las plantas a las enfermedades, y a facilitar el crecimiento de las plantas en diferentes condiciones ambientales.
Los árboles que combinan mejor para hacer injertos dependen en gran medida de los objetivos que se tienen en mente al hacer el injerto. Por lo general, lo ideal es sobre todo injertar púas sobre árboles que sean de la misma familia. Otra compatibilidad, va a ser todas las especies de árboles del mismo género, con alguna excepcionalidad como los cerezos o guindos.
El número de injertos que se suelen hacer puede variar de acuerdo al tipo de árbol y a los objetivos de los injertos. ¿Pero quién diría que se ha logrado crear un árbol con 40 frutos diferentes? Me refiero al árbol Frankenstein. Ciruelas, melocotones, nectarinas, albaricoques, cerezas, almendras… No obstante, es importante señalar, que siempre son frutas de hueso.
Se trata de un espectacular proyecto denominado «El árbol de los 40 frutos» y es un trabajo de un escultor estadounidense, Sam Van Aken, el cual contó con la ayuda de muchos especialistas en la materia, como biólogos y agricultores. Lo más bonito es que el árbol cambia de color y de aroma dependiendo del crecimiento de cada variedad.
Este tipo de árbol es al mismo tiempo una obra de arte natural, un proyecto de investigación y una forma de conservación. Y se han logrado realizar más de veinte árboles «Frankestein» distribuidos, la mayor parte, en Estados Unidos: Arkansas, Kentucky, Maine, Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York, Pensilvania, por mencionar algunos otros. Algunos han viajado también a Suecia y China. Las localizaciones elegidas son jardines comunitarios, museos o colecciones privadas.
En realidad, los injertos no son una invención del ser humano, puesto que se dan de manera abierta en la naturaleza. Como dice Silvia Burés en su libro «Jardinería para dummies» (p.184): Ramas de pinos, cedros, arces o fresnos se fusionan de modo espontáneo para formar una sola planta. En nuestros jardines es frecuente encontrar tallos de ficus o hiedras formando una sola planta. Son los injertos naturales. Cuando se juntan dos ramas de este modo funcionan como una sola, de algún modo la savia empieza a circular de una planta a otra, como si fuese una sola planta.
¿No será el árbol «Frankenstein» el mismo del Paraíso?
Bibliografía:
Burés, S. (2013). Jardinería
para dummies (1ºed). Barcelona: Grupo Planeta
Bradley, S. (2005). La
poda paso a paso (1ºed). Barcelona: Ediciones Omega
Kikham, T. (2023). Cultivar
árboles: Guía de jardinería (1ºed). España: Blume (Naturart)
Farrimond, S. (2024). Jardinología
(1ºed). España: DK
Naydler, J. (2021). La
jardinería como arte sagrado (1ºed). España: La Fertilidad de la Tierra
Ediciones
Plana, J. (2003). Manual
práctico de jardinería (1ºed). España: Ediciones Mundi-Prensa
Páginas web y fotos:
balonesdemadera.wordpress.com, directoalpaladar.com, lahuertinadetoni.es y laregion.es
Artículo escrito por Victoria
Sastre Sastre
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