sábado, 24 de febrero de 2024

Serendipity

Desde aquel día que habían tenido ese contacto sumamente íntimo, había pasado toda una semana, pero aquella sensación no se le pasaba, al revés, siempre que pensaba en ello volvía a sentirse del mismo modo. No ayudaba el que él hubiera ido todas las tardes a la floristería, algunas veces con Adina y otras solo.

Hacía dos días, es decir, el jueves, que Adriel le había dicho que el sábado por la noche sus padres lo habían invitado a cenar. No hizo falta que él le preguntara si iba a acompañarlo, ya que ella enseguida se ofreció a hacerlo. Así que el sábado salieron al parque con la pequeña y luego la dejaron con su niñera iban a ir vestidos a la cena de la misma forma que habían ido al parque, con vaqueros y sudaderas.

Les pareció lo adecuado debido a que no era ninguna fiesta, solo una cena informal.

Se despidieron de la pequeña, la niñera era la vecina de Adriel, a la cual le prometieron que no tardarían mucho en llegar. Aquella noche a petición de Adina, ella se quedaría a dormir en casa como si fuera una fiesta de pijamas.

Cuando Adriel le había dado a elegir entre el coche y la moto no se lo pensó dos veces. Aquel viaje en la moto sintiendo como rompían el aire a medida que avanzaban fue lo mejor del mundo, hacía demasiado que no se montaba en una pese a lo mucho que las amaba.

La casa que los padres de él tenían en la ciudad no estaba lejos de la que Margaret habitaba, por lo que les dio tiempo para disfrutar del viaje en moto.

Al bajar de ella, Adriel no podía estar más contento al ver la emoción de Liv en su expresión al quitarse el casco, el verla así le había hecho sentir una punzada en el estómago. Aun así, sonrió a Liv y colocó el mechón de pelo que se le había escapado de detrás de la oreja de nuevo en su sitio. Aunque pareció una acción completamente mundana, para ambos pareció pasar a cámara lenta. La joven sintió la delicadeza con la que Adriel le acariciaba con las yemas de los dedos mientras que realizaba esa acción.

De lo que no se habían dado cuenta era de que los observaban desde la ventana de la casa. Observó aquel gesto y como ambos caminaban tomados de la mano con los cascos de la moto enganchados a sus brazos contrarios. La puerta fue abierta antes de que ellos pudieran si quiera llamar a ella. La expresión del padre de Adriel no era una que se pudiera considerar ni buena ni mala, pero ambos sabían que esa conversación no iba a ser para nada agradable.

 Buenas noches señor. Pronunció educadamente mientras que sonreía.

 Buenas noches papá. El tono de Adriel fue más seco que el que se hubiera esperado de un encuentro padre e hijo.

 Pasad. El tono de respuesta del padre de Adriel tampoco era como para tirar cohetes, eso indicaba lo que ellos ya sabían que era que no sería una cena demasiado agradable.

Ambos traspasaron la puerta y dejaron los cascos en un banquito que había en la entrada, el cual estaba destinado a ponerse los zapatos. No habían deshecho la unión de sus manos, por lo que caminaron juntos hacia el salón, en el que se encontraron con Margaret y su madre, ambas con cara de pocos amigos. Eso le hizo pensar a Liv que ni siquiera iba a cenar, porque esas dos parecían tener la munición cargada para atacarlos directamente.

 ¿Cuándo me ibas a decir que tenía una nieta? Preguntó Ángela en un tono exigente y malintencionado que a Liv no le gustó para nada.

 ¿No cree que no es el tono en el que hacer esa pregunta? Replicó ella con educación, ya que Adriel le apretaba ligeramente la mano y parecía como si se estuviera conteniendo en contestarle a lo que estaba diciendo, ya no sabía si por respeto o porque no quería que se formara una discusión.

 ¿Acaso ella te lo estaba preguntando a ti? Correspondió Margaret con desdén mientras que la miraba de brazos cruzados.

 No, pero creo que el tono de la pregunta es ofensivo y estáis teniendo una actitud demasiado defensiva ante un tema que ni les va ni les viene. Él tiene sus motivos y no tiene por qué compartirlos – contestó de nuevo educadamente Liv mirándolas a ambas.

 Será mejor que nos calmemos todos y nos sentemos. Dijo Héctor en tono calmante.

Madre e hija no estuvieron de acuerdo con lo que Héctor les dijo, no porque lo expresasen, pero su expresión facial lo decía todo, aquello no había acabado ahí ni en ese momento. Mientras que el padre de Adriel se sentaba el silencio reinó en el salón, pero se notaba que estaban las dos haciendo un esfuerzo titánico para que las palabras no salieran de su boca como si las estuvieran vomitando.

 ¿Por qué no nos dijiste que teníamos una nieta? Preguntó su padre en un tono conciliador y que parecía querer entender que era lo que había pasado y porque no se lo había dicho.

 Es que me parece una tremenda desfachatez que no nos lo hayas dicho que teníamos una nieta. El tono de la señora fue de lo más despreciable y desagradable posible, Adriel solo podía apretar mi mano conteniéndose en lo que quería decir.

 Pero habla y no te quedes callado. El tono de Margaret fue aún peor que el de su madre.

Adriel se puso en pie. Al alzar la vista ella pudo ver como su mirada se dirigía a ella.

 Vámonos. Pronunció en tono duro mientras que lo miraba, sabía que ese tono no era dirigido a ella, ya que en esos momentos la sangre le hervía en las venas.

Ella se puso en pie, porque tampoco quería pasar en ese lugar ni un solo segundo más. Aquello le parecía algo completamente injusto, no entendía porque lo atacaban. Eran personas con las que no había tenido contacto hasta hace poco y ella no entendía porque le reclamaban por algo que había pasado hacía unos años.

Continuara…

En esa situación ella se sentía demasiado incómoda, no porque le pillase de por medio, sino porque era una escena familiar lamentable. El padre de él en vez de amansar a las dos fieras se posicionaba a favor de ellas, no solo no frenando las acusaciones, sino exigiendo saber lo mismo que ellas. Si se quedaban aquello iba a acabar mal.

¿Dónde creéis que vais? No saldréis de aquí hasta no haber contestado lo que estamos preguntando.

Aquello hizo que Liv se detuviera en seco, apretó la mano de Adriel intentando contenerse y el muchacho al ver la expresión facial que ella tenía, sabía que esa mujer había despertado a una bestia dormida. Eso era lo que él quería evitar, que ella se enfadara, la mirada de ella cuando los ojos de ambos hicieron contacto le pedían perdón por lo que pudiera pasar.

¿Qué cree usted? Que por invitarnos a venir a cenar tenemos que contestar a sus preguntas groseras y malintencionadas.

¿Quién se supone que te crees tu para hablarle así a mi madre? Preguntó Margaret en tono acusatorio y condescendiente.

¿Quién se cree ella para obligarnos a contestarle a algo que no queremos contestar? Más bien no le importa.

¿Por qué no la habéis traído entonces? Preguntó Héctor.

¿Y que viera esta escena en vivo y en directo? Es maravilloso señor.

No le faltes el respeto a mi marido. Acusó la madre de Margaret levantándose del asiento.

Es usted quien se lo falta tratando así a su hijo y como siempre con esas acciones demuestran lo mucho que les importa Adriel su tono destilaba ironía en cada una de las palabras pronunciadas. Lo que deberían de hacer es no volver a contactar con él si van a seguir a la defensiva. No tiene por qué contaros nada que no quiera, ni daros explicaciones de nada, es adulto, no es ningún niño.

¿Tú permites que nos hable así?

La pregunta fue dirigida hacia Adriel, aquello la molestó más, pero el ligero apretón de manos que le proporcionó el muchacho, hizo que ella se quedara callada. En ningún momento la había mirado, cuando la mirada de Liv se dirigió hacia él solo miraba a su padre, con la mirada al frente y la cabeza alta.

 ¿Acaso ha dicho algo que sea mentira? Expresó molesto. Me estáis exigiendo saber algo que, realmente, no os interesa. Y es obvio donde te has posicionado, aunque espero que sepas lo equivocado que estas. Vámonos Liv.

Nada más decir eso y sin mirarla, se giró tirando un poco de su mano, ya que los pasos de él eran más largos que los de ella. Al salir por la puerta pareció relajarlo, porque se calmó y empezaron a caminar con sus cascos hacia la moto. Era momento de volver y pasar la noche con Adina.

Después de diez minutos, la joven notó como disminuía la velocidad y se apartaba del tráfico. Fue entonces cuando pudo darse cuenta de que habían parado en una especie de mirador, este se notaba muy deteriorado y parecía estar abandonado. La joven estaba siendo cuidadosa, porque al fin y al cabo ella era casi una extraña que había presenciado una discusión familiar y no solo eso, sino que había participado en ella.

Lo imitó cuando se bajo de la moto y se quitó el casco, él parecía realmente desconcertado, por lo que dio unos pasos hacia él. El joven notó como ella deslizaba sus dedos por su mano para poder tomársela, eso lo hizo ver que, de forma silenciosa, ella lo estaba intentando apoyar. Le devolvió el apretón, girando ahora su rostro y viendo que tenía los ojos bien abiertos y lo observaba. Para ella tampoco debía de haber sido fácil la situación en la que se había visto involucrada.

 Por raro que te parezca, esta ha sido la mejor reunión familia.

La risa de Adriel al decir eso la extrañó, porque no era algo que fuera gracioso, pero entendía que, si tenía problemas familiares, ese tipo de cosas eran normales para él. Ella no había tenido padres, no sabía si eso era algo normal o no, pero ella apostaría a que pasaba en mas familias de las que parecía.

 Ya que Adina está con la canguro, ¿te parece si vamos a cenar? – Preguntó mirándola a los ojos.

Si que podríamos ir. La joven sonrió, porque supuso que lo que querría era hablar con ella.

 

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No les apetecía ir a un restaurante, así que pasaron por un lugar de comida para llevar y pusieron camino hacia un merendero cercano. Iban andando así que no estaba lejos, apenas a unos minutos. Cuando miraron alrededor, había gente, pero todo el mundo estaba muy alejado del otro, así que tenían cierta privacidad. Adriel llevaba siempre una manta en el cajón de la moto, por lo que pudiera pasar, por lo que eso era lo que estaban usando de mantel.

¿Ellos siempre han sido así? Preguntó la muchacha.

No siempre, pero en vez de preguntar bien, siempre han exigido saber, pero en tono de pregunta. Esta vez fue de las peores y, no, no ha sido porque les has contestado.

¿Entonces? Ella tenía demasiada curiosidad por saber.

Porque no les gusta no tener el control, no soportan que tenga una hija y ellos no saber nada. De haberles contestado querrían que les dijera cosas que no me interesa que sepan, porque no les importa.

Ella comprendía que era lo que quería decir porque era difícil comunicarte con personas que constantemente te recriminaban todo. Eso era horrible y, por una parte, pensaba en si le hubiera pasado a ella de tener familia.

Bueno, eso es algo que a ellos no les corresponde saber y más exigirlo. Es la ventaja de no tener padres. La expresión de ella era indiferente, como no sabía que se sentía pues tampoco le importaba no tenerlos.

Tenerlos tampoco es una salvación. Recuerdo que una vez acabé en el hospital por un virus estomacal que me pegó fuerte y no podía comer. Me deshidraté y acabé ingresado. El tiempo que estaban allí lo hacían quejándose, las noches, cuando estaba solo, eran los mejores momentos.

Bueno, yo hace un año desperté en el hospital porque me di un golpe en la cabeza, estuve allí sola todas las noches, pero mi mejor amiga venía todos los días a hacerme compañía y me traía libros. Me dijeron que podía perder la memoria, pero no la he perdido, así que es una ventaja.

¿Cómo fue? Pese a la pregunta no parecía haber sorpresa en su rostro.

¿Te has dado cuenta de que en la floristería no tengo en las estanterías altas nada colocado por encima de mis ojos? Al asentir ella decidió continuar. Antes tenía los recipientes de las flores frescas en las baldas superiores y se me cayó una encima cuando la estaba colocando.

 Debió de ser duro. contestó más por el haberlo tenido que pasar sola que por la experiencia.

 Continuara…

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