Hola, amigos de lo insólito. Tras este breve receso estival os traigo un nuevo artículo para esta sección en la que, como ya os señalé, os muestro las noticias más bizarras e insólitas que he rastreado por las redes.
El tema a tratar en estas líneas se me antoja de lo más apropiado habida cuenta de los excesos culinarios que se suelen cometer durante las vacaciones veraniegas, ya casi olvidadas. Y es que, como decía aquella vieja canción de Miliki Aragón: comer es un placer si sabes comer bien. Algo con lo que habréis disfrutado si sois dados al turismo culinario. Una afición, y ya vamos al turrón, que sirvió como deleite para los comensales de un restaurante en el estado nigeriano de Anambra. Según la noticia que se hizo eco en el diario la Razón el 12/02/14, el local se encargaba de servir entre sus platos estrella nada más y nada menos que cabezas humanas. Un sacerdote de la zona fue el encargado de dar la voz de alarma. "Me sorprendió que me cobraran cuatro dólares, y me dijeron que el precio se debía al trozo de carne que me habían servido." Al religioso le alarmó el precio de su pieza de carne, teniendo en cuenta que le habían cobrado una cantidad cuatro veces superior a la del salario diario de un trabajador nigeriano. Haber ido a un Burger King, digo yo.
Aunque no tenemos que viajar hasta el corazón de África para sentirnos como el mismísimo Hannibal Lecter. Y si no que se lo cuenten a aquellos internautas que visitaron la web de un famoso restaurante brasileño en Berlín (www.flime-restaurante.com) en la fecha de su inauguración, allá por el año 2010, donde se instaba a aquel que lo deseara a donar parte de su cuerpo para ser degustado. Podéis leer con detalle la noticia en la sección cultural del diario El País el 20 de agosto de 2010 donde el empresario promotor, el brasileño Eduardo Amado, aseguraba que en su local se elaborarían menús basados en la cocina tradicional de su país y en las supuestas costumbres culinarias de una tribu amazónica. "Es la cultura wari", dijo entonces Amado. En el apartado de "Cómo hacerse socio", el restaurante Flimé hacía tan insólita propuesta. Los candidatos debían rellenar un formulario, pasar una revisión médica y elegir la parte de su cuerpo que escogían para que fuera cocinada. Eso sí, Flimé aseguraba que, llegado el caso, se hacía cargo de los costes de hospitalización. Todo un detalle. En la web hasta se podía descargar un formulario que solicitaba datos personales del donante potencial como la identidad, la edad, posibles enfermedades crónicas, consumo de tabaco, drogas y alcohol, peso y grupo sanguíneo y hasta si existía un embarazo. Días más tarde el dueño del garito indicó que todo se había tratado de una broma. Debo entender que jamás se llegó a descuartizar a nadie allí, o quizás sí.
No obstante, si lo que se busca es disfrutar de toda una auténtica experiencia antropofágica sin necesidad de merendarse a un semejante, siempre se puede hacer una escapadita a la pastelería del señor Kittiwat Unarrom, en Tailandia; según la noticia aparecida en la Agencia EFE el 29/10/2015. Unarrom es un panadero tailandés que, cansado de ver a su padre trabajar duro durante toda su vida para poder vender el pan, decidió hacer un lavado de cara al negocio familiar y cambiar el aspecto de panes y pasteles, convirtiéndolos en repostería macabra. Podéis regocijaros con su buen hacer en las siguientes fotos:
Para crear semejante manjar Unarrom estudió varios libros de anatomía con el firme propósito de que sus pasteles fueran lo más perfectos posible, o sea, lo más similares a partes de un cuerpo humano. Sin embargo, aunque su trabajo es tan minucioso que parece real, sus “obras” solo están elaboradas a base de masa y chocolate.
A pesar de lo macabro que pueda parecer estas delicatesen deben ser exquisitas, ya que a día de hoy se forman colas kilométricas para adquirirlas. De modo que, si intentáis dar un sustito en el desayuno o la comida, no dudéis en visitar tan singular pastelería. Con solo hacer una escapada a Tailandia y convencer al tipo de la aduana que eso que lleváis descuartizado en bolsas son souvenirs para la familia y amigos os aseguraréis una buena broma.
Y para rizar el rizo de lo que puede ser vuestro festín caníbal no hay nada como degustar una sabrosa hamburguesa con sabor a carne humana. Según un artículo del Daily Mail fechado en noviembre del 2014, el prestigioso chef británico James Thomlinson creó la primera hamburguesa del mundo con sabor a carne humana. Thomlinson indicó a los medios de comunicación que para su elaboración fue necesaria una ardua investigación que le llevó a mezclar distintos ingredientes: carne de cerdo, carne de ternera, médula ósea molida y sal y pimienta al gusto. El chef aseguró que basó su investigación el contacto que mantuvo con auténticos caníbales, quienes aseguraron que el sabor de la hamburguesa era muy similar al del ser humano.
Eso sí, todo buen yantar que se precie debe comenzar con una costumbre muy nuestra, la del famoso “picoteo”. Y qué mejor forma de ir entrenando el estómago que con unas tapitas en forma de insectos. Para ello solo habréis de pasaros por el Bar La Passion Café en Valladolid, esta vez nos quedamos en territorio nacional. Allí Marco Negroni ofrece en su local la posibilidad de deleitar el paladar con toda una variedad de insectos traídos de Tailandia (que digo yo que ya podían haber traído los pasteles Kittiwat Unarrom): hormigas, escarabajos rinocerontes, saltamontes, gusanos del bambú, grillos o escorpiones tailandeses. Precisamente en el mencionado país asiático fue donde Marco descubrió estas posibilidades culinarias. «Me gusta viajar. Y durante un viaje en Tailandia me fijé en que allí muchísima gente comía los insectos como si fuera una bolsa de 'snacks'», explicó Marco a la redacción de el diario El Norte de Castilla allá por el año 2013.
En fin, para que luego se pongan peros a nuestra cocina mediterránea. No quiero extenderme más porque seguro que os he levantado el apetito y querréis comer algo. ¡Buen provecho y hasta la próxima!
Fuentes: noticiasgalicia.com, dailymail.co.uk, larazon.es, elmundo.es, elnortedecastilla.es
Fotos: serializados.com, moimir.org
Artículo escrito por
Pablo C. Millán.
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