viernes, 20 de octubre de 2023

Serendipity

  

Adriel se encontraba un poco incomodo, no por el hecho de que Liv estuviera en su casa, la cual no había visto nunca, sino que también quizás ella querría algún tipo de explicación. Le sorprendió que ella saliera y, que al estar unos minutos a solas los dos, ella no le preguntara nada sobre Adina, eso le sorprendía claramente.

Ambos veían como la niña, preparaba en la mesita que había delante del sofá con la merienda, las galletas, una botella de batido y dos botellas de café. Lo hacía poco a poco, Adriel observaba a su hija y como Liv la seguía con la mirada, sonriendo, suponía, que por la ternura que le estaba dando ver a la pequeña hacer eso.

Fuera seguía lloviendo y había tormenta, lo cual hacía imposible llevarla a casa, porque el agua que había en la calle no dejaba ni ver las aceras. Intentaban entretener a la pequeña para que no estuviera asustada por la tormenta. Adina estaba muy contenta, porque en palabras de ella «estaba haciendo su propia fiesta del té».

Adriel le había puesto a su hija una película para que la viera mientras que él preparaba la cena, Liv decidió que debía de ayudar a preparar la cena, quizás así también tendrían la oportunidad de hablar sobre todo ese tiempo en el que no se habían visto.

¿Puedo ayudarte en algo? La voz de ella sonó tranquila y suave.

Al volverse se dio cuenta de que ella estaba sonriendo. Nadie se podía hacer idea de lo mucho que había extrañado aquello, pero el joven supuso que después de que el evento terminó ella ya no querría más contacto.

Todo aquel contacto que habían tenido adicional a lo pactado había sido llevado por las circunstancias, al menos así era como debería de haber sido. Supuso que ella ya se inventaría una excusa sobre porque lo habían dejado o algo así, no había tomado llamadas de nadie de su familia, así que si eso había pasado el no se iba a enterar. Sin embargo, ella estaba en su casa, en su cocina, llevaba su ropa y había conocido a su hija, con la que curiosamente se llevaba bien, no era que fuera raro, pero no siempre se llevaba bien con las personas que no conocía. Ella era demasiado reservada con los desconocidos.

No hace falta. Contestó el muchacho a su pregunta.

Me gustaría ayudar, para compensarte el poder quedarme aquí mientras que está esta tormenta- replicó la muchacha mientras que se acercaba al fregadero a lavar sus manos -. ¿Qué tengo que hacer?

Si insistes de esa forma. Las palabras iban cargadas de humor y acompañadas de una ligera risita al final.

Le sacó una tabla para cortar de uno de los cajones y puso unas cuantas verduras frente a ella. Liv tomó un cuchillo, pudiendo comenzar así con su labor. Ambos se dedicaron a preparar los ingredientes de la cena, pero ninguno sabía cómo empezar la conversación que debían de tener en esos momentos, ya que desconocían que decir.

 ¿Le dijiste ya a Margaret que ya no estamos juntos? Cuestionó el muchacho para poder romper el hielo.

 No, aún era demasiado pronto, pero siempre que hemos quedado le he dicho que no podías o que últimamente no nos veíamos mucho, para así allanar el terreno para que cuando se la contase no se sorprendiera de lo que había ocurridoLiv había sido sincera. Supongo que ahora pensará otra cosa sobre ello, como que no nos hemos visto tanto porque no querías decirme que tenías una hija, por ejemplo.

 Liv, yo… se notaba que no sabía cómo expresar ese sentimiento. Yo…

 No tienes que darme explicaciones, te entiendo, aunque no me hayas dicho nada.

Al girar su cabeza pudo ver que ella lo miraba sonriendo, aquello lo tomó desprevenido, ya que cualquier otra persona le hubiera reclamado igual que había hecho su hermanastra.

Es raro para mi que no las quieras.

Para mi no, es decir, era un trabajo más, no tenía por qué saberlo, más cuando ni ellos lo sabían, eso no entraba en nuestro trato, además he capeado bien el temporal haciendo como que lo sabía. Liv se ríe ligeramente.

Mientras que él solo podía observarla, era demasiado rara en muchos aspectos, no pensaba eso como si fuera algo malo, si no como algo diferente y único.

Adina se cansó pronto de ver la película, así que fue a ver que estaban haciendo ellos. Solamente se quedó observando a ambos mientras cocinaban y le contaba a Liv cosas sobre la escuela, debido a que está le había preguntado. La pequeña estaba muy emocionada por lo que estaba haciendo, porque era la primera adulta que le preguntaba como le iba la escuela.

Le siguió contando cosas incluso mientras que cenaban, la pequeña era muy tierna, pero lo que más le sorprendía a la mayor era lo mucho que esa pequeña hablaba, casi como si le hubiera dado cuerda.

Después de cenar, se habían sentado los tres a terminar de ver la película, ya que a Adina le hacía ilusión verla con los dos y le cumplieron el capricho. Al salir los créditos, ambos pudieron darse cuenta de que la pequeña se había quedado dormida.

Discúlpala, es algo hiperactiva. Adriel lo había dicho en tono gracioso.

No te preocupes, ha sido muy agradable y ella parecía muy contenta.

La iré a acostar, mi cuarto está al fondo, allí podrás dormir a gusto. Indicó el muchacho mientras que sus miradas hacían contacto.

 Pero yo puedo dormir en el sofá no es inconveniente.

 No te preocupes Livi, descansa.

Continuara…

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