Podría ser curioso, incluso casual, pero si te lo dicen demasiados picos negros ya la cosa me la tengo que tomar en serio. Siempre me ha gustado volar a contracorriente y creo que esa es la filosofía principal del director del que hoy os vengo a hablar. Perdonadme si durante mis cansinos graznidos hay algún silencio incómodo, no será porque no tenga nada que decir, es simplemente porque hoy os vengo a hablar de uno de los directores que más admira esta jauría de cuervos y estoy especialmente acojonado porque se de buena tinta que dos de nuestras criaturas aladas más hermosas, son fan incondicional de él. De hecho, nuestra "lada azabache" que todos ya conocéis por el nombre de María, se dedicó a la ilustración por culpa de este señor de Burbank, California, y que a la mayoría del común de los mortales os apasiona. Ni que decir tiene que para Míriam, nuestra otra belleza oscura, Tim Burton es su Dios y sus obras son la biblia del mundo del séptimo arte. Por eso, de reojo, de vez en cuando voy mirando a un lado y a otro de este enorme cable de electricidad donde estoy posado, por si alguna de estas dos compañeras de vuelo oyen algo sacado de contexto sobre el creador de un cine tan diferente, original y peculiar que a veces las palabras se quedan cortas e intentan electrificarme sobre él.
¿Por dónde podría empezar?. Director, productor, escritor, dibujante, animador y si se lo propusiera, creador de un mundo alternativo a este en el que seguramente todos seríamos felices. Porque para mí, así es el cine de Burton, un recóndito lugar en el que perderse durante horas como lo hizo Alicia en el país de las maravillas. ¿Será su síndrome de Asperger el que lo haga tan especial? Bueno, voy a dejar de divagar, que estas dos ya me están mirando con mala cara y quieren escuchar mi opinión sobre las películas que he visto de este increíble genio.
El cine de Tim Burton es muy característico y siendo un obseso de Edgar Allan Poe os podéis hacer una idea. Personajes casi siempre con grandes ojeras, con extremos aspectos físicos. Las tonalidades siempre dentro de la gran variedad de colores oscuros que otorga su mundo gótico y tiñendo de una marcada personalidad traumática tanto la trama como los personajes principales que la habitan.
A estas alturas del cuento, mi memoria puede llegar a flojear un poco y mi mente se debate entre dos películas para dilucidar cuál fue la primera que vi. Como soy un friki incondicional de las películas de superhéroes y me llevo bastante bien con mis colegas los murciélagos, os hablaré un poco de Batman, su segundo largometraje. Obviando (perdonadme chicas) los anteriores cortometrajes dirigidos por Burton: The island of Doctor Agor, Stalk of the Celery Monster, Vicent, Frankenweenie y La gran aventura de Pee−Wee.
El
ser más oscuro del universo DC no pudo caer en mejores manos para saltar del
serial de Adma West o las animaciones televisivas. Quizás me lleve un rapapolvo
de las nuevas generaciones, pero este pajarraco ajado siempre dice lo mismo, no
habrá jamás un mentón como el de Michael Keaton para hacer de Batman. En su
primera película sobre el caballero oscuro, Tim Burton capta la filosofía de un
Gotham oscuro y corrupto a la perfección, y por supuesto con su sello personal,
ese por descontado se lo dio el grandioso Jack Nicholson con su papel del
Joker. Salpicó las pantallas de todos los cines del mundo con el colorido
necesario y estridente que hacen del payaso loco el villano más grande de todos
los tiempos (al menos, para este cuervo). La nota dulce y exuberante nos la
proporcionó el mito erótico de la época para vosotros los mortales, Kim
Basinger.
Burton
supo lidiar con las exigencias
económicas de Nicholson y sus horarios de rodaje, pero quizás, lo que
más me llenó personalmente fue su apuesta incondicional por Keaton. Solo él
supo ver la parte atormentada e inquieta de un actor que venía de hacer
comedias. Eso solo lo hace un genio.
Todos
sabemos en cuales de las mil historias del murciélago y playboy de Gotham está
basada el guion de la película, que a pesar de no pasar por las manos del
director, la historia te atrapa desde el principio y el cómo llegan a confluir
las dos vidas del héroe y el villano es genial. La disfruté muchísimo, a pesar
de no poderme colar en ningún cine a verla in situ.
Y
ahora, sí, vamos por la película más alocada de Burton y que marcó a nuestra
generación por su desinhiba y original frescura. Beetlejuice fue la piedra en
el zapato para Keaton, pues conseguir el papel de Bruce Wayne tras esta
descontrolada y genial actuación, como dije antes, fue difícil para él. Pero es
lo que tiene trabajar con Burton, todo es una increíble y nueva experiencia. Sucio,
grosero y bastante sátiro, Beetlejuice es pura y dura creación de Tim. ¿Comedia
mezclada con fantasmas?, sello incondicional del que hablamos. Una pareja joven
de recientes fallecidos (Geena Davis y Alec Baldwin), se quedan sin su casa y
deciden pedir ayuda a un loco «bioexorcista» de humanos como él se hace llamar
para echar a los nuevos inquilinos. Una pareja repipi muy desagradable, pero
con una hija gótica que se desmarca totalmente de ellos y finalmente ayuda a la
pareja muerta interpretada por Winona Rider.
Es
imposible no hablar de esta película sin recordar la genial escena de la cena
en la que el gritón y chapucero Beetlejuice pone al matrimonio vivo y sus
invitados a cantar y bailar al son de la música de Banana Boat ante la
incredulidad de Winona. En fin, una comedia para ver en familia y
desternillarse con el guarro personaje que hace Keaton.
Para
los amantes del Dios de la belleza oscura, quizás os patine esto, pero sí, vi
antes Batman Returns que el chico de las tijeras, así que vamos a hablar de
nuevo de una secuela que está para mí a la altura de la primera. En esta ocasión,
Bruce debe lidiar con un corrupto magnate de negocios interpretado por Christopher
Walken y la aparición del nuevo enemigo de éste que quiere hacerse con el control
de la ciudad, Oswald Cobblepot (Danny de Vito), un trastornado y deforme
villano que se hace llamar El pingüino y que dirige un circo muy particular y
con el sello inconfundible del genio de California. El sello lo pone la que
para mí, hasta ahora, es la mejor Catwoman que he visto, Michelle Pfeiffer,
cuya venganza personal se centra en destruir a Walken, pues la intentó matar
tras descubrir sus malvados planes.
En
cierto modo, se nota un poco la desconfianza que tuvo el director a la hora de
hacer esta segunda película sobre el Caballero de la noche. No digo que no se
note su sello, eso es imposible, pero decidió hacerla con ciertas reticencias.
Se descartaron apariciones como la de Harvey Dent (dos caras) y la de Dick
Grayson (Robin)…por ahora me voy a ahorrar lo que pienso de esos dos personajes
en secuelas posteriores. Solo diré que lo mejor que le pasó a Burton fue que
pensaran en otro director para hacer dos películas más que fueron una bazofia,
así de claro. Estoy seguro que bajo su batuta me hubiera arrancado las plumas
de la emoción. Aun así no dejéis de ver de nuevo al mejor Batman para mí de la
historia.
Primer
escollo de este artículo, (siento las miradas en el cogote de María y Míriam).
Hablar de Eduardo Manostijeras es hablar de cómo se puede amar a un personaje
tan extraño y adorable como es esta criatura creada por Burton. Aquí comienza
la historia de amor incondicional más grande que yo haya visto jamás en el cine
entre un director y un actor, creo que si buscas en el diccionario la palabra fetiche
te salen las caras de estos dos. Sí, Burton y el camaleónico Johnny Deep han
creado una sociedad eterna de personajes tan dispares como brillantes. ¿Cuál es
cannon para mí? Sin duda este. No por su interpretación, sino por el mensaje
que trasmite, pues esta película es para mí una versión moderna del clásico de 1740
de Gabrielle−Suzane barbot de Villeneuve, La Bella y la bestia. Sí, ya os lo
dije en anteriores artículos y voy a seguir sin desvelaros la manera en la que
consigo leer libros siendo un pajarraco del mal agüero.
El
caso es que Eduardo no tiene la mala leche del Príncipe Adam, pero si esa
pureza que hace que nos llene el corazón de buenas intenciones y convencernos
de que siempre hay algo más allá de la belleza exterior y que por desgracia, la
vida nos castiga tanto que tarde o temprano dejamos escapar a nuestro niño/a
interior; para colmo al principio de la película y haciendo de su creador y
padre, al fin y al cabo, sale el mítico Vince Price con el que Burton empezó su
carrera en Disney. Repite la acrtriz Winona Rider, bellísima en este papel en
el que no solo nosotros y Eduardo nos enamoramos de ella, sino también su intérprete.
Se dice que fue su gran amor aunque su relación durara apenas tres años. A
parte de este breve cotilleo os contaré una anécdota personal, para una de mis
conquistas, fui capaz de robar un pedazo de muñeco articulado y artesanal del
chico de las tijeras que casi me cuesta la vida…lástima que fuera un regalo,
sino aún lo tendría conmigo. En fin, que si no has visto esta película,
entenderás muy poco el universo en el que nos hallamos desde hace un rato.
Con
vuestro permiso, voy a dar una vuelta por ahí y voy a escapar un poco de las
inquietantes miradas de mis amigas. No quiero que se enteren de que tardé
bastante en ver Pesadilla antes de navidad y que antes de ella vi otras, como
por ejemplo la siguiente locura marciana que me dejó tocado del ala cuando me
colé en un cine a verla, Mars Attacks!
Que puedo decir yo de esta película, si los putos marcianos se cargan a una inocente paloma nada más empezar la película. Sin embargo, y dejando aparte los derechos de las aves, he de decir que si te gusta la ciencia ficción de serie B de los años 50, la comedia negra y la mordiente picaresca política que aquí se destila, esta locura cinematográfica está hecha para ti. Si encima a ella le sumas un batiburrillo de estrellas de primer nivel de la talla de Jack Nicholson (como presidente de EE.UU), Gleen Close, Pierce Brosnan, Annette Bening, Danny DeVito, Sarah Jessica Parker o Michael J.Fox y la actuación de Tom Jones, ya te puedes hacer una idea de que te lo vas a pasar pipa. En fin, puro entretenimiento en el que sin pretensiones algunas y sin hacer una buena taquilla, los que salimos del cine nos lo pasamos bien.
Bueno
el argumento es sencillo. Los marcianos vienen a la tierra y los americanos los
reciben en son de paz, hasta que pasa lo de la dichosa paloma y se lía la de
Dios convirtiéndose en una masacre y lucha constante entre los del planeta rojo
y los humanos. Una americanada en toda regla como se suele decir.
Damos
el salto y nos metemos de lleno en el Nueva York de 1799. Una aldea, llamada
Sleepy Hollow (título de la película) sufre los ataques de un asesino en serie
que decapita a sus víctimas y lo más terrorífico es que es un jinete sin
cabeza. La ley manda a uno de sus mejores agentes de campo, evidentemente
Johnny Deep, para dar caza a este ser tan misterioso. Crane, como así se llama
el personaje principal, tendrá que descubrir quién es el culpable, pero se
topará con una curiosa conspiración y la lucha por salvar la vida de la mujer de
la que se enamora, la rica heredera Katrina, interpretada por Christina Ricci a
la que le queda el pelo rubio igual de bien que si a mí me tiñen las plumas de
rosa fucsia.
Entretenida,
con una fotografía, como siempre, mirada al milímetro por el autor para crear
ese mundo de terror gótico que a muchos nos apasiona y acompañada de una banda
sonora que va como anillo al dedo. Repite Christhoper Walken, que para mí
personalmente siempre llena la pantalla con esa cara natural de muerto viviente
que tiene.
Hasta
el estreno de su siguiente película, de la que hablaré más tarde, me dedique a
explorar otras de sus obras y me encontré con una película que muchos odian y a
mí sin embargo me pareció una genialidad y un homenaje brutal al cine más
chapucero de la historia con el que es considerado por muchos como el peor
director de cine que ha dado la gran pantalla, Ed Wood. Sí, otra vez Deep, pero
Dios de mi vida, es que lo borda. En esta homenajecomedia, si se me permite la
palabreja, Tim Burton tira de tantos clásicos a través del bizarrismo de Wood
que mi pequeño corazón se emociona mucho. Como no podía ser de otra manera, fue
grabada en blanco y negro en claro homenaje al grandioso Conde Drácula del
húngaro Béla Lugosi, interpretado genialmente por otro mito del cine Martin
Landau. Acompañados de Bill Murray, Patricia Arquette y Sarah Jessica Parker,
el pobre de Wood intenta por todos los medios el hacer realidad sus sueños como
director, frustrado por la imposibilidad de conseguir financiación para las mismas,
decide seguir adelante gracias a su incansable alegría y optimismo, sumada a su
amistad con Lugosi, que le valió una nominación a los globos de oro y un Óscar
al mejor actor de reparto para Landau.
Para
Burton hubo una simbiosis entre ambos personajes y su relación con Vincent
Price, al que siempre vio como al hombre que lo ayudó a crecer en el mundo que
ambos amaban. Ya os lo he dicho, no soy un experto, pero junto a Eduadro
Manostijeras y Big Fish, esta me parece una de las tres películas con más
calidad artística del autor…Ahora podéis apedrearme.
Vamos
ahora con el peor de los momentos para mí, hacer una mala crítica de este
genio. No sé si alguna vez se lo han preguntado, pero estoy seguro de que si
así fuera y le pusieran en la tesitura de tener que borrar una película de su
filmografía, elegiría esta. No hay por dónde coger a El planeta de los simios,
lo siento, pero modernizar el clásico de Franklin Schaffner y Charlton Heston fue
una cagada monumental encima con un actor que tiene menos recursos
interpretativos que Rockefeler. Lo siento, no puedo con Mark Wahlberg. Para
colmo, como anécdota personal, fue la primera vez en mi vida que fui al cine
solo. La conjunción de una mala racha sentimental y que mis amigos plumíferos
prefirieron retozar con sus ligues, hizo que me aventurara a verla. Me aburrí,
muchísimo y creo que la razón principal es que esta película es la que más se
aleja del estilo puro y duro de Tim Burton. En ella no hay ningún ápice de su
magia y el aura con la que adorna cada esquina de los escenarios, vestuarios y
personalidades marcadas de los personajes. Así que por mi parte, os la podéis
evitar.
Y
llega el momento, mi momento. Para muchos, una película que puede pasar
desapercibida. La que se puede alejar más de los perfiles góticos del director
con la anterior que os he comentado, pero que yo resumo en pocas palabras: para
mí Big Fish es una fantasía épica del amor de un hombre por una mujer y su afán
por que su hijo no pierda jamás al niño que todos llevamos dentro. Ese hombre
es Edward Bloom, interpretado en su juventud por Ewan McGregor (mi amado Obi
Wan Kenobi) y en su vejez por Albert Finney, rechazado por su hijo el día de su boda cuando empieza a contar parte de su vida fantasiosa. Cuando Ed enferma
de gravedad, su hijo Will regresa con su mujer, la impresionante y siempre
enigmática Marion Cotillard para verle, ese en ese viaje en el que el joven le
cuenta a su mujer la vida de su padre.
Aquí
se despliega la magia escrita por el guionista John August, que estoy
convencido de su emoción al ver hecha realidad su historia de una forma tan
preciosa por parte del mago oscuro del cine. Su sello se respira en cada
fotograma, en cada interpretación, en cada melodía que acompaña esta hermosa
manera de contar una historia de amor. Aquí la por entonces y hasta hace poco,
mujer de Burton y también fetiche en muchas de sus películas, Helena Bonham
Carter, hace de la enamorada no correspondida de Ed, pero es la pieza clave
para que su hijo Will descubra la verdad sobre ese padre que creía que estaba
loco y se dejó consumir por la fantasía de su corazón. Cosa que descubre un
poco tarde, pero que no os voy a develar si no la habéis visto aún. Ciento
veintiséis minutos de pura originalidad con la que este humilde cuervo pudo
hallar un resquicio de esperanza en un mundo tan oscuro en el que vivía por
entonces.
Damos
paso a otra maravilla y éxito mundial en taquilla. Una película con la que
todos vosotros los humanos seguro que habéis babeado y suspirado por comeros
una de esas apetitosas tabletas de chocolate de Willy Wonka. Efectivamente,
hablamos de Charlie y la fábrica de chocolate. Una historia atemporal, situada
en ningún país, pero llena de nuevo de toda la magia que aplicó allá por el 64
el autor de la novela homónima Roald Dahl. Fox sudó la gota gorda para
conseguir los derechos de la misma incluso de mano de los herederos del
escritor.
Una
vez conseguido y después de barajar a varios directores, se optó por el mejor y
este, evidentemente, eligió al mejor actor para dar vida al histriónico Willy
Wonka. Aquí se cuenta la historia de un niño, Charlie Bucket, bueno, amable y
que adora a su humilde familia. Su abuelo, que durante años trabajó en la
fábrica de Wonka, le cuenta la historia de aquel lugar y de cómo éste despidió y
cerró por culpa de sus espías competidores. Tras años de hermético secretismo,
el raro empresario decide invitar a cinco niños a visitar la fábrica, cada uno
de ellos elegidos tras conseguir unos billetes dorados ocultos en sus tabletas.
La familia de Charlie es muy pobre, pero deciden probar suerte y le regalan
hasta dos tabletas, pero no consigue el premio. Más tarde y gracias al azar
encuentra una moneda, compra la tercera tableta y consigue el billete. El caso
es que la visita lleva adjunta una serie de condiciones y debe ir acompañado de
un adulto.
Os
podéis imaginar cómo son el resto de los niños, a cual más insoportable, no
entraré en detalles. El momento desternillante de la película es la aparición
de los Oompa−Loompas, los trabajadores secretos de Wonka, interpretados todos
por el actor Deep Roy de tan solo 1,32 m de estatura. El comportamiento del
resto de los niños hace que toda la visita se vaya al traste, pero Charlie
descubre las verdaderas intenciones de Wonka y le ayuda. El resto lo tenéis que
descubrir.
Charlie
es interpretado por el conocido actor Freddie Highmore, Norman Bates en Bates
Motel y hoy en día protagonista de la serie Good Doctor. Johnny Deep, en su
línea, dando otra clase magistral de su versátil y camaleónica capacidad para
salpicar a cada uno de los personajes que Burton le ofrece con un nuevo enfoque
que a todos nos descoloca. Una película muy entretenida…ojalá me gustara el
chocolate.
No,
no estoy dejando «El santo grial», como dice mi amiga Míriam para el final, es
que tardé en verla. Sí, lo sé, soy un pajarraco sin corazón. Pero bueno, ahora
os voy a hablar de otra de sus magníficas aportaciones animadas y grabadas con
la técnica de stop motion, La novia cadáver. Adaptación de un cuento popular
ruso−judío y cuyo papel principal, de nuevo, da voz Johnny Deep y Helena Bonham
Carter inmortaliza como la eterna novia muerta Emily que toda mujer,
adolescente o niña amante del cine de Burton ha querido disfrazarse en
Halloween. Si encima a todo esto le sumamos la época victoriana, os podéis
hacer una idea de los que a mí me tiemblan las patas como inspiración de Poe.
La
película unifica de una forma bestial la irreconciliable convivencia del mundo
de los vivos con el de los muertos y la trágica y accidental unión de un joven
que está a punto de casarse con la mujer que ama, con una novia cadáver surgida
del otro plano. Víctor, el protagonista, un chico inteligente, noble y un poco
torpe intenta mediar entre los dos mundos para conseguir no hacer daño a su
nueva y accidental esposa muerta, para poder volver con su amada Victoria. ¿Lo
conseguirá? Eso ya os lo dejo en vuestras manos. Por mi parte, os apunto otra
anécdota personal a lo Lolita Flores, con estas hermosas patas y dedos que os
escribo, dibujé a la novia en un retrato que regalé en su día y del que me
arrepiento cada día de mi vida.
Debido
a esta enriquecedora experiencia, ahora sí, me animé a ver la película más
famosa de Tim Burton y por la que la palabra Halloween cobra sentido, siendo curiosamente
ambientada en Navidad. Sí, Pesadilla antes de Navidad, el canon total del mundo
de los muertos. Este largometraje animado marcó un antes y un después en su
época, allá por el 93 y es de la única película no dirigida por el genio que
nos ocupa que voy a hablar ¿por qué?, aparte de que me da la gana y es un
sacrilegio no hacerlo, me cogen mis dos amigas y me despluman como a un pollo
de corral.
No,
aquí dejamos descansar al fetiche de Burton y le concedemos el honor de poner
voz al carismático y amado por tantos Rey Calabaza, Jack Skeleton a Chris
Sarandon el mítico vampiro de Noche de miedo. En ella se cuenta como el rey de
la Ciudad de Halloween aburrido y harto de repetir todos los años la misma celebración,
tropieza a través de un portal con la Ciudad de la Navidad. El impacto es tan
grande que decide celebrar en su mundo esa fiesta que le ha cautivado, pero los
aldeanos no le entienden y de nuevo, cae en depresión. Aun así, decide raptar a
un gordo vestido de rojo y con voz profunda que va repartiendo regalos en ese
otro mundo para aprender de él y convertirse en el nuevo rey de la navidad.
Todo le sale mal y Sally, la chica que lo ama secretamente trata de ayudarle.
No voy a desvelar nada más, aunque creo que a estas alturas es imposible que no
hayáis visto esta obra maestra. Solo os diré para terminar que la banda sonora
es el santo y seña de estas típicas fiestas americanas…"This is Halloween".
Llegamos
al reto que para mí y otros muchos pajarracos de esta jauría es el que más ha
superado con creces en cuanto a expectativas este director. Creo que lo dije al
principio, si este libro se hiciera película, nadie como él para hacerla
realidad. Alicia en el país de las maravillas es una de las novelas más famosas
del mundo, pero aquí, Burton le dio un
pequeño giro a la obra original de Lewis Carrol.
En
esta película se cuenta lo que pasó después de que Alicia viviera los
acontecimientos pasados. A la edad de 19 años cree que todo lo pasado fue un
mal sueño, pero sigue teniendo pesadillas sobre aquello. El caso es que sus
padres intentan comprometerla con un repipi machista de mil demonios y el
Conejo Blanco aparece justo en el momento de la proposición y ella sale tras
él. Al final, Alicia cae de nuevo por el agujero del famoso árbol y cae de
nuevo en ese mundo que tan fugazmente recordaba. Tras una serie de sucesos en
los que como en la novela original, crece y encoge para salir a la superficie,
se va a encontrar con todos y cada uno de los personajes que conoció cuando era
pequeña, pero ellos no la reconocen por su aspecto adulto. La famosa oruga
azul, los gemelos gigantes, el mítico gato Sonriente, la Liebre de Marzo se
quedan obsoletos ante la majestuosa actuación, de nuevo, del Dios de la
metamorfosis. Sí, Deep, el Sombrerero loco, cuyo vestuario es de una exquisitez
visual enorme y de la que seguro, todos habéis suspirado por poneros alguna
vez.
En
la famosa fiesta del Té, el Sombrerero es el único que la reconoce y le pide
ayuda para comenzar los planes de Frabulloso día, derrocar a la malvada Reina
roja por fin y poner en su lugar a la verdadera heredera del trono la Reina
blanca (personaje añadido por el director que no aparece en las novelas). Aquí,
de nuevo, Burton pone a Bonham en un papel maravilloso y representado por la
actriz excepcionalmente. La odiosa y cabezona Reina roja, que luchará contra
Alicia (Mia Wasikowska), que personalmente hace un papel insípido y la reina
blanca a la que convencen para la lucha y que da vida Anne Hathaway, que parece
estar fumada durante todas sus apariciones.
Grabada
en 3D por Disney consiguió dos Óscar, evidentemente uno era el diseño de
vestuario. Buenísima taquilla y una secuela que aún no he visto y que todos
conocemos por Alicia a través del espejo.
Seguimos
con otro papel inolvidable de Johnny Deep, en un drama sobrenatural y con todos
los alicientes pintorescos del director a través del mito vampírico, Sombras
tenebrosas. En un principio se nos cuenta la historia de la familia inglesa Collins
que se traslada a Maine y se establece un negocio pesquero. El heredero
Barnabas cautiva a una chica del pueblo Angelique, una de mis debilidades como
actriz, Eva Green, al no ser correspondida y encima este enamorarse de otra
chica, planea su venganza gracias a sus antepasados brujeriles. Mata a los
padres de Barnabas y a su amada y lo condena a él a vivir eternamente como un
vampiro.
Casi
200 años después, nos trasladamos a la misma mansión Collins, con los herederos
y con la aparición de la gran Michelle Pfeiffer como matriarca del clan. El
caso es que aparece en escena la nueva niñera de uno de los hijos, igualita al
amor de Barnabas, que es desenterrado por error por unos trabajadores de la
construcción. Aquí es donde empieza la parte cómica de la película y que
siempre da mucho juego: situar a un personaje de hace dos siglos en la época
actual. Barnabas vuelve como un pariente lejano, pero nadie se fía del él. La
familia heredera es un cromo, vamos, cada uno con su tara y para colmo el
vampiro se enamora perdidamente de la niñera, que es la viva imagen de su
antigua amada.
El
caso es que aparece de nuevo en escena Eva Green como una bruja inmortal y al
enterarse de la aparición de Barnabas le ofrece un nuevo trato durante una de
las escenas más graciosas de la película, una consumación sexual sobrenatural
entre los dos personajes. Rechaza el trato y hace lo imposible para que la
familia siga en la ruina a pesar de los intentos no muy ortodoxos del vampiro.
Una
comedia muy a la altura de sus pretensiones, con problemas en el desarrollo del
guion por las huelgas de la época, pero que se salvó con cambios de última hora
y con los curiosos cameos de los actores de la serie original. La vi de nuevo en
el cine gracias a unos amigos alados y la disfruté bastante.
Aquí
voy a hacer una alto en el camino y voy a contar algo que me ha soplado mi
amiga Míriam y que yo no sabía. ¿No os parece curioso el hecho de que la que
hasta ahora era la mujer de Burton, Helena Bonham Carter muere en todas las
películas en las que colabora con él? Da qué pensar, ¿no?
Mi penúltima opinión os la daré sobre la película El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. Novela homónima de Ransom Riggs. Protagonizada por ¡ay!…Eva Green, lo siento, la seguía desde hace mucho, pero es que me tocó la patata con su actuación en la serie Penny Dreadful. Asa Butterfield, conocido por varias películas como El niño del pijama de rayas o El juego de Ender, hace de un chico que llega a una misteriosa isla de la mano de su abuelo, donde existe el hogar de Miss Peregrine (Eva Green) que ayuda a un grupo de niños con características y habilidades muy especiales.
Aventuras
y fantasía en la que de nuevo se defiende a capa y espada, la singularidad de
cada ser humano y nos hace reflexionar el por qué hay que temer, odiar o controlar
a aquellos que son diferentes a nosotros. A través de estos singulares niños,
cuyas actuaciones son maravillosas, la señorita Peregrine trata de protegerlos
del mundo exterior y potenciar sus maravillosas cualidades, sin temor y con
absoluta confianza en ellos. El villano de esta cinta es mi querido Samuel L.
Jackson haciendo del malvado Sr. Barron que trata de capturarlos para que se
unan a su ejército de monstruos. El toque especial de ironía y humor que
imprime al personaje hace que la película crezca mucho y nos divirtamos también
con la unión fraternal que va creciendo entre los diferentes niños. Muy
entretenida.
Voy
a cerrar este artículo con la cuarta película de animación en volumen de
nuestro mesías gótico, la fantástica Frankenweenie. Un homenaje y versión
fresca de la grandísima novela de Mary Shelley, con todos los tintes clásicos
del director y la segunda película grabada en blanco y negro, ideal para contar
la historia modernizada del joven Víctor Frankestein. Aquí nos cuenta como en
su niñez, este futuro científico vive en la ciudad inventada de New Holland, un
pequeño guiño a Hollywood con el cartel sobre las colinas. Víctor graba
películas caseras junto a su inseparable perro Sparky, un Bull Terrier de los
más gracioso y cariñoso. El caso es que cuando es convencido por su padre para
salir con sus amigos y hacer cosas distintas ocurre una tragedia, previamente
advertida por un personaje tan singular como divertido, una tétrica niña y su
gato, el cual caga ñordos con las iniciales de las personas con las que sueña
(casi me orino en las patas con esa secuencia). Su afición por la ciencia se la
inculca su profesor Sr.Rzykruski y a través de ella intenta solucionar lo
ocurrido, pero no piensa en las consecuencias que ello puede conllevar. No os
quiero desvelar mucho más, aunque podáis intuirlo con facilidad al ver el
cartel del film.
Una
fotografía absolutamente bestial y con una riqueza visual que te deja perplejo.
Si a ello le sumas las pinceladas justas y magistrales que recuerdan en claro
tributo a películas antiguas como Drácula, Godzilla o incluso la novela del rey
del terror Stephen King, Cementerio de animales, ya simplemente te queda
aplaudir y besar el suelo que pisa este hombre. Premio Saturn a la mejor
película animada, Premio de la Academia por mejor producción animada y
nominaciones a los Globos de oro, BAFTA y los Annie; y si yo fuera humano le
ponía un chalet donde me dijera. Me divertí como una paloma retozando en una
piscina de alpiste viéndola, escondido y asomado, a una ventana en la que la
estaba viendo un padre con su hija pequeña en vísperas de Halloween.
Para
finalizar este arduo, costoso e intimidante artículo, os diré que me quedan
pendientes otras obras del autor como Big Eyes, la secuela Alicia a través del
espejo, el musical del que todos me hablan y veré en breve Sweeney Todd, el
barbero diabólico de la calle Fleet y su última adaptación de la fábrica de
sueños llamada Disney, Dumbo. Todas ellas caerán muy pronto y menos mal que no
las he visto, si no tengo que hacer dos artículos de este hombre, de este
visionario, de este valiente cineasta que siempre ha luchado por llevar a la
gran pantalla sus fantasías y su forma tan bestialmente original de ver el
mundo que nos rodea…Yo, como pájaro de mal agüero que me considero y ferviente
seguidor de este genio de California, iré con él hasta los nuevos infiernos que
se invente.
Nos
vemos en la siguiente toma con el cineasta británico Ridley Scott, ahora me despido
de vosotros/as y me voy a ver si tengo suerte y no me llevo ningún picotazo de
mis dos amigas aladas.
Fotos: cinedor.es, kurier.at, red17.com, cineblog.net, elpais.com, 20minutos.es,
ecartelera.com, comicritico.blogspot.com, espinof.com, sensacine.com,
tiempodecine.com, tim-burton.net, mubis.es, bauldelcastillo.blogspot.com,
ascmag.com
Artículo escrito por Óscar Lamela
Méndez
Ilustración realizada por María
Pizarro
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