viernes, 16 de octubre de 2020

DESPLUMANDO DIRECTORES/AS -Toma 2: Quentin Tarantino

Ilustración realizada por María Pizarro / artmpizarro.com

Hola de nuevo, jauría de mentes inquietas. Iba yo dando mis últimos aleteos de la mañana y se me ha ocurrido la genial idea de posar mis patas sobre el poyete de este inmenso balcón al que se asoma la cultura y dejaros mi opinión sobre la siguiente mente perturbadora que decidió un buen día ponerse detrás de una cámara y no sólo escribir detrás de un teclado o producir a dementes de su calaña.

Como ya sabéis los que os atrevisteis a leer mi anterior artículo y tras ver la inmensa ilustración que encabeza esta nueva charla de la mano de nuestra querida y bautizada para siempre "Alada azabache" María, os hablo del incorregible Quentin Tarantino. Un tipo cuyo arte, particularmente para mí, ha cambiado mucho la forma de ver el cine actual y sobre todo, disfrutar de la violencia en su justa medida. Y digo lo de justa por el disfrute de sus finales, no porque el gigantón éste de Tenneesse se corte a la hora de ser explícito en sus tomas y en los ríos de sangre que deja después de dos horas sentado en tu butaca o en el sofá de tu casa.

Permitidme el lujo, que demonios, ya que soy yo el que corre el riesgo de caerme desde esta altura, que obvie hoy las colaboraciones que Tarantino ha hecho con otros directores como por ejemplo Robert Rodríguez. Hoy voy a hablar puramente de su cine y por supuesto de las películas que yo he tenido el placer de disfrutar más que un minion en una piscina de bananas.

Quentin Tarantino y Harvey Keitel. Rodaje de Reservoir Dogs

Muchos querrán matarme, quizás otros me envidien, pero la primera locura de este artista de la cámara que yo vi fue Pulp Fiction, y sí, a lo mejor alguno lo ha adivinado, el pajarraco que os habla no ha visto aún Reservoir Dogs, su ópera prima. Lo siento, quiero ser perfecto, pero me es muy difícil.

Meterse de lleno en el ambiente creado por este tipo en su segunda película, catalogada no sólo como obra maestra, sino como una de las películas que ha influido en el séptimo arte para siempre, es harina de otro costal. Simplemente el hecho de estar filmada por el final es algo que te hace chorrear de emoción. La calidad de sus diálogos; Jackson y Travolta han provocado a estas alturas millones de memes y vídeos con la que ya ha caído. Estamos hablando de una película de 1994, casi nada.

Uma Thurman y Quentin Tarantino. Rodaje de Pulp Fiction 

¿Argumento? ¿De verdad creéis que importa eso en esta maravilla visual, con una banda sonora de pelotas, un guion original de pan y moja que se llevó el Óscar y unas actuaciones brutales? Vamos a demostrarlo… Yo te digo: «Dime la tres imágenes que se te vienen a la cabeza cuando nombró este largometraje». Y tú me dices: «El mítico baile de Thurman y Travolta en la pista al son de I want to dance, la sobredosis de Mia y el momento jeringuilla de Vincent para salvarla, sin olvidar todos los malditos diálogos de Jules (Samuel L. Jackson) y Travolta como Vincent Vega».

De izquierda a derecha; Samuel L Jackson, John Travolta, Harvey Keitel y
Quentin Tarantino. 
Rodaje de Pulp fiction

Pero claro, no es justo para todos los demás actores que yo diga esto, pues Willis, Keitel y Roth también están de escándalo junto al inmenso reparto del que siempre se rodea este genio. ¿No os recuerda cómicamente y guardando la inmensa distancia a Segura con su Torrente?... Vale, me he colado, perdona Quentin.

Fuera bromas, este hombre sabe sacar lo mejor de todos ellos y a mi me da la sensación de que hasta ellos mismos se creen quienes son dentro de la película. Os juro que cuando deje este artículo, la veo otra vez. Tengo la excusa perfecta, mi pichoncito aún no la ha disfrutado


El fallecido actor Robert Forster en el film Jackie Brown de Quentin Tarantino

Ahora nos vamos a meter en otro terreno del que solo pensar en él, me tiembla el pico de emoción. Y con ello voy a cometer otro gran error entre muchos de los que es escucháis a este mal agüerista volador, pues otro de los largometrajes que no he visto de Tarantino fue Jackie Brown, os prometo que al terminar me patearé todas las casas de la ciudad para ver si hay algún que otro desgraciado como yo que no la ha visto, mientras continuaré hablando de lo que se llama en la literatura bilogía y aquí el yanqui de gigantesca boca dividió en dos volúmenes, Kill Bill Volumen 1 y Volumen 2. Ambas se estrenaron seguidas, 2003 y 2004. Aunque su intención inicial fue hacer una sola de cuatro horas.

Volvemos a disfrutar de esa violencia tan exquisita que nos gusta saborear por culpa de la venganza y que sirve como pretexto al ser humano para no manchar su alma pura. No hay nada como el Ojo por ojo…que nos lo digan a nosotros.

En el Volumen 1 la película arranca con Uma Thurman mal herida y embarazada en su boda y rematada por su antiguo novio. Tras sobrevivir milagrosamente, ver que ya no está en estado y que ha pasado cuatro años en coma, decide buscarlo y vengarse de todos los que le ayudaron.

Uma Thurman como "La Novia" y Quentin Tarantino. Rodaje de Kill Bill Volumen 1

La mejor asesina del mundo, antigua amante del mayor asesino del mundo, Bill (David Caradine), que tiene un Escuadrón de serpientes asesinas, comienza un ciclo de violencia cazando una a una a todas sus excompañeras. En esta primera parte las víctimas son Vernita, Elle Driver (que sobrevive) y el objetivo principal O‒Ren Ishii, la actriz Lucy Liu.

Esos conocimientos harán de Thurman (La novia) un arma humana letal en la que Tarantino recreará escenas desorbitantes de acción al más puro estilo Bruce Lee con una bacanal de violencia, sangre y muerte por toda la ciudad, con otra vestimenta icónica dejada por su inestimable sello ochentero en ese chándal amarillo que todas las frikis que conozco de pro han querido llevar puesto alguna vez con la katana a juego. La famosa espada elaborada por el legendario Hattori Hanzō interpretado por el veterano actor japonés Sonny Chiba.

Ah y por supuesto aderezando todo este ambiente con la banda sonora genial de un grupo de rock japonés formado por tres chicas que se hacen llamar The 5.6.7.8´s.

La batalla final con la actriz Lucy Liu es fotográficamente perfecta. Puro cómic, vamos. La conversación de Sofie Fatale, otra de las miembro moribundas con Bill tras aparecer en aquel escenario dantesco, es espectacular.

En la segunda os podéis imaginar el desenlace y todo lo que se sigue sumando a la ristra de muertes que bajo sus pies y a golpe de katana, ha dejado La novia. Objetivos: la excompañera Elle Driver que aún sigue viva y tuerta, un secuaz ermitaño y hermano de Bill (Michael Mandsen) y este último para completar su epifanía de dolor y venganza.

Daryl Hanna y Quentin Tarantino. Rodaje de Kill BIll Volumen 2

En esta segunda entrega Tarantino recrea otra de las escenas inmortales de este género. El enterramiento viva de la novia a manos del hermano de Bill. La salida de ese ataúd aún hace que me de miedo crujirme los dedos.

Evidentemente, os podéis imaginar lo que pasa una vez que esa espectacular Uma Thurman sale de ese infierno de madera: Seguir en busca de todas sus antiguas amigas asesinas que ayudaron a Bill a deshacerse de ella para aniquilarlas, dar con Bill y vengarse por la muerte de su marido y su hija.

Hoy en día está de moda algo que ya viene de lejos, la fortaleza femenina ante la adversidad. En esta historia la protagonista demuestra esa valía de una forma diferente, Quentin utilizada de nuevo su recurso más valioso, el flahsback, pues a través de las artes marciales y conocimientos que adquiere anteriormente La novia con el mítico maestro Pai Mei, interpretado por Gordon Liu que casi consigue que deje de comer gusanos para comer arroz nada más, convierte a Thurman en la asesina más letal del mundo antes de que la masacre de la boda pasara pasándose a llamar La bamba negra. Dotándola de una técnica que será el broche final de la película. Esto, sumado a la sorpresa que se lleva La Novia, cierra estos dos volúmenes de una forma espectacular.

Gordon Liu mientras le peinan su famosa barba en el rodaje de KIll Bill Volumen 2

Perdonad si me he recreado en esta historia. Me gustó mucho en su momento. Bueno, esperaos un momento que me voy a trasladar a la parte oeste del edifico donde da la sombra ahora, el hierro del poyete me estaba asando ya la patas. ¿Por dónde iba? Ah, sí, dejamos de lado el homenaje al cine japonés mezclado con espagueti western y ahora se me crea una duda, pues no sé si vi antes Death Proof o Malditos Bastardos. Empezaré por la primera, que sinceramente y aunque me duela, la vi muy de pasada. Para mí de las peores del director.

Death Proof es una de esas historias típicas de carretera. Aquí me da que Tarantino estaba en horas bajas e hizo esta historia como un escritor crea un relato mientras elabora una novela más cuantiosa. Una válvula de escape cuya secuela fue dirigida por su amigo Robert Rodríguez.

Una película de terror en la que la mente psicótica de un antiguo especialista de cine llamado Mike, se dedica a aniquilar a chicas jóvenes con las que se cruza por la carretera. Simple, ruda, por supuesto violenta. Sin embargo al bueno de Kurt Russell no le va a salir todo como él quiere. Con un reparto femenino del que siento debilidad especial por Rosario Dawson y Rose MacGowan que será la prota de la secuela antes nombrada, este film es del puro estilo y acción sobre cuatro ruedas con la crudeza que bajo destellos de sangre, siempre nos deja el bueno de Tarantino. Banda sonora y producción de Rodríguez y poco más.

Las chicas del reparto de Death Proof junto al director Quentin Tarantino

Ahora me meto de lleno en otra maravilla del loco de Knoxville. Malditos Bastardos está sin duda en el top tres de las mejores películas de este hombre para mí. Yo, un bicho volador que ha visto tanta miseria en el mundo y ha vivido de lleno la era nazi de la que me escapé, aún no sé cómo, me apasiona este tema y si es para destrozar cabezas nazis, todavía más.

Aquí Quentin nos lleva al primer año de la ocupación alemana en Francia. De la mano del oficial aliado Aldo Raine, interpretado brutalmente por Brad Pitt y secundando por un equipo de soldados judíos que se dedican a coleccionar sus cabelleras como los antiguos Apalaches. Estos se alían con una famosa actriz de la época alemana que interpreta Diane Kruger y la dueña de un teatro (Mélanie Laurent) cuyo papel será clave en las intenciones de este grupo de rebeldes que quieren acabar con la ocupación nazi desde los altos mandos del Fürher. Aquí quien llena la pantalla y acapara todas las adulaciones es el inmenso Christoph Waltz interpretando al odioso coronel Hans Landa. Despiadado, inteligente, intuitivo y mordaz en todos sus comentarios, hace de sus apariciones una delicia para el bueno de Tarantino, convirtiéndolo desde entonces en uno de sus actores fetiche. Como no podía ser de otra manera, se llevó el Óscar al mejor actor secundario.

La crudeza de la guerra y la despiadada locura nazi, mezcladas con ese humor negro que parece parte de las venas de este director, nos muestran la realidad de un mundo lleno todo ese racismo que sigue minando nuestro mundo y últimamente en su país más de lo normal.

La escena final con Hitler y todo su séquito es tan excitante que solo de pensarlo se me ponen de punta hasta las plumas del culo. 


El elenco de Malditos Bastardos junto al genio Quentin Tarantino

Y ahora la que yo creo que hasta ahora es la película más arriesgada del director, Django desencadenado. Protagonizada por el oscarizado Jamie Foxx, Tarantino nos mete en el western a través de los ojos de un ex esclavo negro, justo antes de que estalle la guerra civil. Éste une sus fuerzas a las de un cazador de recompensas alemán muy particular que lo liberó en su día del futuro Ku klux klan para buscar a los mayores criminales del sur de América. Ese alemán no podría ser otro que Christoph Waltz, que de nuevo se llevó al huerto al jurado de Hollywood, consagrándose como uno de los mejores actores secundarios de los últimos tiempos.

Quentin Tarantino junto al reparto de Django desencadenado

Sin embargo, para mí, hay dos actores que merecieron algo más y fueron el inconmensurable Samuel L. Jackson haciendo de esclavo racista, si habéis oído bien. Fiel sirviente del otro actor que ya llevaba tiempo dejándonos unas actuaciones increíbles y la academia seguía dejándolo de lado, Leonardo Di Caprio.

Escenas crudas e infectadas de todo el sadismo que se destilaba en aquella época hacia los afroamericanos (ojalá fuera solo en aquellos tiempos), ya me entendéis. Hacen que Django consiga llegar hasta la hacienda donde está su esposa, la hermosa actriz Kerry Washington. El desenlace será brutal y la carnicería bajo los dominios del villano DiCaprio haciendo del dueño, Calvin J. Candie sigue la línea de esa violencia que se saborea en las películas de este loco director, con su característico humor irreverente y el disfrute de un auténtico WESTARANTINO.

El director Quentin Tarantino junto al magnífico actor Cristohp Waltz
en el rodaje de Django desencadenado

En esta película me quedo con el diálogo que mantienen el esclavo Stephen y su amo Candie al ver a Django encima de un caballo…Absolutamente genial.

Doblamos la esquina del edificio y nos ponemos bajo un pequeño techillo porque hay unas nubes que me están dando mal rollo para así poder seguir hablando del chico de Tennessee. Y esta vez sin cambiar el rumbo, pues parece ser que le cogió el gusto a esto del viejo oeste y esta vez nos lleva a la época en la que acaba de terminar la Guerra Civil estadounidense. Hablamos de Los odiosos ocho. La película que más me ha sorprendido del director porque no esperaba nada de ella al estilo de Death Proof y no porque también esté interpretada por Kurt Russell, todo lo contrario.

Grabada en los gloriosos 70 mm. Imaginaos la escena como si los actores fueran los peores cuervos de una inmensa bandada. Sois cazarrecompensas, uno con su correspondiente preso, otro del mismo gremio que el primero, un sheriff y cuatro absolutos desconocidos quedáis atrapados en medio de una gigante tormenta de nieve en una fonda. Para colmo, los ocho individuos tienen viejas cuentas pendientes entre ellos y algunos ni lo saben.

Kurt Russell y Quentin Tarantino en un descanso en el rodaje de Los odiosos ocho

¿Quedará alguien vivo cuando amaine la tormenta? Si no la has visto, ya estás tardando. Ese género subversivo que se crea entre cuatro paredes y varios desconocidos fomenta un ambiente de paranoia entre todos, que ni tú mismo te fías de la persona que tienes al lado viendo la película. A mi primo casi le birlan un reloj que le mangó a un despistado en un banco del parque cuando nos juntamos varios en el borde de una casa donde lo estaba viendo una familia. Si dura más el film, nos sacamos los ojos, fijo.

Tim Roth vuelve bajo el manto del director tras varios años y sigue siendo tan odioso como cuando adopta el papel de malo. Jackson y Madsen, los casi fijos en su línea y Jennifer Jason Leigh, después de mucho tiempo desaparecida, Tarantino la hace brillar.

Me llamaréis loco por hablar de la fotografía de esta película, pero es que trabajar con esa luz dentro de una cabaña y mostrar los gestos vivos de los actores en pleno énfasis de paranoia, mola mucho. Por cierto, Tatum se deja caer por allí y también sorprende con su papel.

Quentin Tarantino intercambiando impresiones con Eli Roth, Kurt Russell y
Jennifer Jason Leigh en el rodaje de Los odiosos ocho

Conclusión no la dejéis escapar y no os asustéis si dura dos horas y cuarenta y siete minutos, ser os pasa volando.

Y bueno, llegamos al final de mis graznidos con el último film hasta ahora de este genio. Esperado por muchos y al que a no todos ha convencido. A mí sí, pero de largo.

Hablamos de Erase una vez Hollywood. Por el amor de Dios, que a mí me gustan las cuervas, pero es que si juntas a Pitt y DiCaprio juntos, yo te compro un nido con yacuzzi si hace falta. Talento por los cuatro costados y encima, como broche final me pones a Margot Robbie haciendo de Sharon Tate…¿perdona?

El director Quentin Tarantino filmando a Brad Pitt de espaldas y a Leonardo DiCaprio 
en Erase una vez Hollywood

La estética de finales de los 60 al dedillo. 90 millones de presupuesto para llenar de color a los actores, localizaciones, material, coches de la época para contar una de las épocas más crudas marcada por el que todos conocemos, como el asesinato más famoso ocurrido en Hollywood de la mano de La familia Manson y que acabó con la vida de la mujer del director Roman Polanski y varios de sus amigos.

Sin embargo, en esta película nos mezcla el fulgurante ascenso de una joven Tate (Margot Robbie) con la decadencia de uno de los actores (de ficción) más famoso de la última década, Rick Dalton (DiCaprio) y el apoyo incondicional de su mejor amigo y doble de sus escenas de riesgo Cliff Booth (Brad Pitt, que por fin le dieron el Óscar por una actuación de la leche).

Quentin Tarantino y Margot Robbie en un descanso del rodaje de Érase una vez Hollywood

Escenas cómicas como las de Cliff con un joven Bruce Lee, Rick con la pequeña actriz de un western interpretada por la jovencísima Julia Butters o la aparición de Damian Lewis como Steve McQueen son geniales. Bueno, perdonadme pues no quiero olvidarme de los cameos del gran Al Pacino y de forma anecdótica de la hija de Uma Thurman que sale en Stranger Things y la hija de Bruce Willis.

Guiños y críticas dispares a toda la magia y la mierda que rodea el séptimo arte en el país de los sueños cinematográficos y un final con el que estuve graznando de risa y dando botes sobre mis patas como el que tiene delante una bandeja llena de lombrices, insectos, semillas y frutos rojos.

Es cierto que en ciertas fases se hace un poco lenta, pero es necesario todo lo que se cuenta para que termines con una sonrisa de oreja a oreja y de nuevo, disfrutando de la violencia extrema que nos brinda este loco de Knoxville con razones de peso. Para mí un genio al que seguiré allá donde lleve su cámara y al que jamás le diré: Nunca más.

De nuevo, y si este feo pajarraco no os ha aburrido, nos leemos en el próximo encuentro. Esta vez sobre un sitio especialmente arriesgado, como la fantasía que siempre nos ha querido mostrar en sus películas el siguiente director, el introvertido y eterno soñador Tim Burton.


Fotos: culturacolectiva.com, publico.es/cultura, rodajesdepeliculas.blogspot.com y lmeml.wordpress.com

Artículo escrito por Óscar Lamela Méndez
Ilustración realizada por María Pizarro

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